«No por estar separados nuestra hija iba a dejar de tener padre y madre»

Tino y su mujer rompieron su matrimonio en 2004, cuando Cristina apenas tenía 3 años. No fue una separación amistosa, ni muchísimo menos. Sin embargo, «al cabo del tiempo, te das cuenta de que no merece la pena», comenta el padre, de 39 años. «Cuando ves el día a día, y que hay una niña de por medio, no te queda más remedio que rebajar la tensión», añade. Al contrario que muchos padres, Tino pidió la custodia de la niña. «Consideré que tenía que estar conmigo, pero también que tenía derecho a estar con su madre. Ninguno debía dejar de ejercer de padre y madre. No había ningún ánimo de eliminar al otro», dice. Y pone este ejemplo: «Es como los dos socios de una empresa. Si cada uno va por su lado, el negocio se va a pique». En estos años, Cristina se ha enterado de todo. «Ella ha ido viendo los hechos, pero ha tenido la suerte de que no ha perdido el contacto con su madre», dice Tino. De hecho, él y su ex pareja viven cerca. ¿La fórmula para que la niña crezca feliz? «Compartir el sentido común y un gran cariño a los hijos». Con todo, surgen las preguntas de la niña, del tipo «¿por qué no volvéis?». «Le decimos que sí, nos queremos, pero que cada uno vive en su casa y que ahora estamos bien todos».