Asia

George W. Bush

EE UU amenaza con cortar la ayuda a Pakistán

El presidente Barack Obama hizo hincapié durante su entrevista con la cadena CBS el domingo en que Pakistán es un aliado, mientras sus consejeros aumentan la presión sobre Islamabad. Ahora Washington insiste en la importancia de hablar con las tres viudas de Osama Ben Laden para saber quién y cuándo entró en el complejo residencial de Abbottabad.

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En un lenguaje medido, Obama fue muy cuidadoso de no acusar al Gobierno paquistaní directamente de conocer el paradero y las actividades del terrorista en su país. Pero admitió que «si no avisé a algunos de mis consejeros más cercanos, no voy a dar cuenta a alguien a quien no conozco [en referencia al Gobierno de Pakistán]». Según las últimas informaciones, Islamabad supo de la operación 15 minutos después de que hubiese concluido, cuando los comandos de las fuerzas de operaciones especiales de los SEAL habían matado a Ben Laden y estaban en lugar seguro.

Investigación paquistaní
Aun así, Obama no ha dado por terminada la operación. Por eso, sus consejeros quieren hablar con las viudas del ex jefe de Al Qaida, consideradas clave para averiguar qué visitas se recibían en el complejo residencial del terrorista. Por otro lado, a medida que se descifra más información del material incautado por los SEAL en Abbottabad, más crecen en Washington las sospechas de la complicidad de alguien en Pakistán con Ben Laden. A esto se añade que Islamabad haya negado a Estados Unidos las entrevistas que han solicitado con las tres viudas del saudí asesinado.

Por su parte, ayer el primer ministro paquistaní Yusuf Raza Guilani anunció que investigará por qué el jefe de Al Qaida escogió su país para esconderse: «Estamos decididos a llegar al fondo del cómo, el cuándo y el porqué de la presencia de Osama Ben Laden en Abbottabad. Se ha ordenado una investigación», aseguró en el Parlamento paquistaní. Con menos cautela que el presidente Barack Obama, Guilani tachó de «absurdas» las acusaciones de complicidad o incompetencia de su país, a pesar de que sus militares y consejeros hayan asegurado durante los últimos años que el saudí no estaba en ningún territorio de su país.

En Washington, siempre se apuntó a las zonas tribales donde se confunden las fronteras de Pakistán con las de Afganistán, pero pocos se hubiesen aventurado a asegurar que el jefe de Al Qaida había elegido un complejo valorado en un millón de dólares a dos horas en coche de la capital de Pakistán. En el Congreso, los legisladores estadounidenses se preguntan sobre la utilidad de los fondos de ayuda a Pakistán ahora que Ben Laden está muerto, sobre todo después de la controversia generada hace meses cuando se supo que parte del dinero se había desviado de Islamabad y terminado en manos de los talibán.

Pakistán recibe de Washington alrededor de 2.000 millones de dólares anuales en ayuda militar. A esta cantidad, hay que añadir la promesa de 1.500 millones anuales hasta el año 2014 para programas de cooperación civil. Desde que el presidente republicano George W. Bush declaró la guerra global al terrorismo, Islamabad ha sabido sacar su propio partido al afán de Washington de mantener segura su población. El Gobierno paquistaní ha recibido desde 2001 alrededor de 18.000 millones de dólares.

La CIA, al descubierto
A todas las tensiones entre ambos países, se acaba de añadir la publicación del supuesto nombre del jefe de la CIA en la estación de Islamabad. Con esta filtración, sería ya la segunda vez que se descubre la identidad en seis meses de un agente estadounidense en este lugar.
Fue el viernes cuando la televisión ARY desveló el nombre del espía. Entonces, el director de informativos, Mazhar Abbas, defendió que no conoció el nombre a través de una de sus fuentes.

Abbas recordó que la decisión de sacar a la luz esta identidad se basó en que era un «hecho», mientras que desmintió que la filtración pudiese haber venido de un canal oficial con motivaciones políticas. Según informó ayer la agencia de noticias Associated Press, el nombre, que podría ser una tapadera, es incorrecto. Aun así, la misma agencia ha preferido evitar dar cuenta de la identidad real del agente para no comprometer su seguridad.