Bilbao

Una alternativa de fondo

Bilbao. Quinta de las Corridas Generales. Se lidiaron toros de Jandilla, muy serios, con muchos pitones, los tres primeros, sosos y de escaso fondo. 4º, 5º y 6º, de mala clase. Menos de dos tercios de entrada. - El Juli, de tabaco y oro, pinchazo, estocada (ovación); estocada, descabello (silencio).- Alejandro Talavante, de purísima y oro, pinchazo, media, aviso (silencio); estocada, dos avisos, descabello (saludos). - Saúl Jiménez Fortes, que tomaba la alternativa, de purísima y oro, dos pinchazos, estocada, tres descabellos, aviso (saludos); estocada (saludos). 

Jiménez Fortes se dobla con uno de sus «Jandilla», ayer, en Bilbao
Jiménez Fortes se dobla con uno de sus «Jandilla», ayer, en Bilbaolarazon

Intuimos. Quisimos vislumbrar lo que ocurría en el ruedo y lo que habíamos visto otras tardes: el buen estilo de Jiménez Fortes. El ya matador de toros apostó duro doctorándose en una plaza como la de Bilbao y con un encierro descaradísimo de pitones. Una barbaridad en algunos casos, como el tercero, por poner un ejemplo, la infinidad del asta y la terrible aguja en la que remataba el pitón. Con «Administrador» cumplieron con el ritual que tantos chavales han soñado, pero en lo sueños y hasta suele ocurrir en la realidad, el toro de la alternativa lleva la bondad en el viaje. La ofrenda, la posibilidad, como si los planetas se alinearan. No ocurrió así, el toro tenía nobleza, pasaba por allí tan escaso de fondo, con tan poca sinergia, que la labor de Fortes estaba condenada de antemano. Brindó a su madre, la torera María Fortes y desplegó un toreo de vuelos, de ajuste con el animal. Bonito y airoso. El sexto le hizo tragar. Tragar desde el principio. Iba el Jandilla suelto, en media arrancada que aprovechaba en cuanto podía para quitarse del medio la muleta, o al torero, con un derrote. Fortes hizo las cosas con claridad, con pulcritud y tirando de amor propio en el primer día de su alternativa. Otra cosa comienza a partir de hoy.

El Juli fue su padrino del doctorado. Y tampoco lo tuvo fácil. La corrida de Jandilla no sirvió más que para sumarse al gris carbón que gobernó toda la jornada en Bilbao. Por lo soso y flojo del segundo de la tarde, penamos una faena que dejó ver a El Juli en su punto, pero sin emocionar. No había manera, aunque detrás quedaba un toreo ligado, atacado por él y sólo él. El cuarto sacó guasa. La falta de entrega hacía que se defendiera a cabezazos de mala manera. Digno Juli.

Talavante se metió en la faena del quinto, que arrancaba hasta la mitad y después tiraba de irregularidades. Entre ellas, recortar la distancia que va al torero. Como tuvo más motor, la gente se enteró de qué iba la cosa y hasta les pareció bueno el toro. Pero no lo fue. No acabó de cuajar la cosa con el tercero, que se movió sin entrega ninguna. A Talavante se le notó más lo mucho que retrasa la pierna entre pase y pase y la falta de rotundidad. La tarde estaba rendida, perdida en la corrida de Jandilla.

No era buen día para tomar la alternativa y triunfar, pero el toreo es carrera de fondo.