Navarra

ANÁLISIS: Los presos condición para que siga la tregua

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La excarcelación de los presos a los que se había aplicado la llamada doctrina Parot forma parte del «Proceso Democrático"puesto en marcha por ETA para llegar, en diversas fases, a la independencia del País Vasco con la anexión de Navarra. Una de las primeras etapas, que ya se ha cumplido, era la participación en las elecciones mediante una alianza con Eusko Alkartasuna.

Tribunal Supremo
En plan etarra está definido en un documento que fue aportado por la Guardia Civil y tenido en cuenta por el Tribunal Supremo cuando anuló todas las candidaturas de Bildu, convalidadas después por el Constitucional.

ETA establecía como una de las primeras exigencias para que continuara el «proceso» (y se entiende que el alto el fuego), que se «terminara con las situaciones extremas», entre las que incluía la salida de la cárcel de los reclusos a los que se les había aplicado la doctrina Parot, «los enfermos y los procesados de macro juicios». El siguiente paso, sería la libertad para los que llevaran 20 años en prisión y, después, para los que hubieran cumplido ya 15. En cinco años, todos en la calle.

La banda, en su línea vengativa con los que han abandonado la disciplina del «colectivo de presos», aclaraba que sólo negociaría la libertad de los fieles y nunca la de los disidentes.

La decisión de exigir la libertad de los presos antes de negociar con el Gobierno los asuntos relativos a la independencia, supone una novedad en la estrategia de ETA. En el citado documento, explicaba que «el modelo de proceso de negociación se ha mostrado viejo y agotado», por lo que «se deben volver a analizar las premisas creadas y afirmaciones como que "primero se deben tratar los problemas políticos y después los presos"». «La excarcelación de los presos –agregaba– siempre se ha analizado como riesgo para el contenido político de un proceso. Dejando los presos para el final, el contenido político debía salir garantizado».

Era la estrategia habitual de la banda, pero la presión de sus reclusos, y el hecho de que algunas decenas hayan aceptado o, al menos, se hayan mostrado favorables a medidas de reinserción, le ha obligado a reconsiderar los tiempos.

«Como el Proceso Democrático puede ser largo –enfatizaba el documento–, y sabiendo que el acuerdo de solución o resolutivo vendrá con la aplicación del marco Democrático, no se puede retrasar hasta ese momento la amnistía y la excarcelación de los presos». «De hecho, teniendo el enemigo en sus manos a secuestrados políticos (los reclusos etarras), el alargamiento del proceso, en vez de ponerse a nuestro favor, se fortalece como elemento condicionante». Los etarras, como fanáticos, no han tenido ningún problema para proponer una cosa y la contraria, y que la última fuera la más conveniente.

Un triunfo
 Siempre encuentran razones que avalan lo que pretenden hacer. «La excarcelación de los presos puede ser un activo político para la izquierda abertzale si se dan pasos para capitalizarlo y si se integra como triunfo. Tenemos que entender que los alargamientos de algunos secuestros son muy dolorosos y extremos».

El próximo lunes comienza la precampaña para las elecciones generales del año que viene. El Gobierno socialista se juega mucho en esos comicios (hay que llegar a marzo sin atentados) y ETA lo sabe. Se le ha dado a la banda poder político para manejar tiempos y presiones.

Los que lo han permitido no deben conocer lo que pueden el hacha y la serpiente, la fuerza terrorista y la astucia, que están en su emblema. «Bietan Jarrai» («adelante con las dos»), se lee en el escudo. Y lo terrible en esta vida es aprender las cosas con la humillación y el dolor de otros.