India

Alberto Corazón: «Me cabrea lo que representa Belén Esteban»

Con firma propia Profesión: pintor, diseñador, creador.Nació: en 1942, en Madrid. Por qué está aquí: expone sus nuevos dibujos en la galería madrileña Tiempos Modernos (Arrieta, 17). 

Alberto Corazón
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–Expone dibujos. ¿Qué nos dicen?
–Hablan de lo cotidiano. Son dibujos de los objetos que hay en la mesa de trabajo del artista. Un homenaje a los objetos humildes.

–Usted es de los que aman los objetos...
–Sí. Me cuesta mucho tirarlos, aunque no llego al síndrome de Diógenes.

–¿Qué no tiraría nunca?
–Un lápiz. Y un fetiche que me trajo mi hijo de la India.

–La crisis: ¿le han entrado ganas de ir a pintar y vender a Alemania?
–Expongo allí desde el 72 con regularidad, y gran parte de mi obra está en museos alemanes.

–Eduardo Arroyo reivindica la ética del cabreo. ¿Qué le cabrea?
–La creciente incultura, lo que representa Belén Esteban.

–Se ha dicho que el arte actual es un sector más de la industria del lujo.
–Hay de todo: un sector tiene que ver con esa industria, otro con el mundo financiero y otro sólo con la creación. Yo estoy en este último.

–Antes existían los Médici; ahora sólo hay inversores...
–Sí, pero todavía veo amor en el arte, aún veo enamorados del arte.

–Dice Damien Hirst: «Si firmara una cagada de perro, sería arte».
–Esa frase resume la falta de escrúpulos en el arte actual. Nada que firme Hirst puede serlo. Puede ser caro, pero no arte.

–Dice Richard Serra que el arte es una rebelión permanente...
–Sí, es cierto. Pasan los años y yo sigo alimentando mi rebeldía.

–Parece que vivimos una etapa de mediocridad en todos los sentidos...
–Vivimos una etapa de mediocridad brillante, el arte está lleno de buenos técnicos que no transmiten. Pasa en la música, la pintura, la literatura...

–¿Y en la política?
–Veo una generación de mediocres no brillantes, más bien opacos.

–Genovés asegura que el enemigo del pintor es el miedo.
–No en mi caso. Soy un pintor dionisiaco. Para mí, pintar es un gozo.

–¿A qué le tiene miedo?
–A nada. Ni a la muerte. He pasado por una operación a corazón abierto muy complicada. Me sacaron el corazón y lo tuvieron en vida suspendida. Luego lo reanimaron. Es una experiencia inexplicable, única. Descubrí un misterio: sólo tenemos la vida. No vi nada al otro lado de la puerta.

–En fin, los dibujos que expone están entre la figuración y la abstracción...
–Las cosas son lo que parecen, pero están a punto de dejar de serlo.

–Algo así dirá Zapatero un día de éstos...