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Héroe por Carmen Gurruchaga

La Razón
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Los presos de la banda ETA pueden optar por elegir pactar con el Gobierno una salida individual, acogiéndose a los beneficios penitenciarios que les correspondan por ley, lo que les haría aparecer como auténticos villanos ante su entorno social y familiar por haber actuado, a su entender, como unos traidores. O bien podrían inclinarse por esperar a que se conviertan en realidad los cantos de sirena de la cúpula etarra sobre una nada probable amnistía general.
Esto significa quedarse quieto en la cárcel hasta que fructifiquen las inexistentes negociaciones entre ETA y el Gobierno y éste dicte una amnistía general para todos los reclusos condenados por pertenecer a la banda. En este improbable caso, serían recibidos como héroes en sus respectivas localidades de origen. Lo malo es que con el Gobierno del Partido Popular tienen muy pocas posibilidades, por no decir ninguna, de que se produzca una solución de este tipo. Pero como la esperanza es lo último que se pierde, desde que la banda terrorista anunciara el pasado mes de octubre el cese definitivo de la violencia, ni un solo etarra se ha sumado a la conocida como «vía Nanclares», que consiste en el arrepentimiento y colaboración con la Justicia para obtener beneficios individuales.
Esta iniciativa fue impulsada por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y continúa abierta con el del Partido Popular. Los reclusos de la banda, escuchando las peroratas que lanzan el Partido Nacionalista Vasco y PSE y, lógicamente, la propia izquierda abertzale, están convencidos de que pueden producirse soluciones colectivas.
Sin embargo, ETA y sus acólitos deben tener claro que con este Gobierno la reinserción, si se produce tras la disolución de la banda, será individualizada y conforme a la legalidad y que no existirá ningún atajo ni actuaciones ilegales para satisfacer a ETA.