La hora del ejemplo por Alfonso Merlos

No es verdad que las autonomías acabarán con España si España no acaba con las autonomías. Pero es muy cierto que el actual modelo político y administrativo de descentralización atraviesa un momento agónico y está sometido de un tiempo a esta parte a una excepcional prueba de estrés. Es la dureza de la situación la que lleva al Gobierno a adoptar medidas de planificación, ejecución y control del gasto innegociables y severísimas. Es el único camino admisible y racional para evitar la quiebra. Rajoy no le está exigiendo un milagro a sus barones, ni ningún sacrificio que él mismo no esté impulsando desde su gabinete de ministros. Pero lo que no puede ocurrir es que se pase la legislatura sacándoles tarjeta amarilla a quienes tienen la obligación de extender el mandato de rigor, disciplina, austeridad y eficiencia en la gestión del PP.

Y porque hay adversarios partidistas que no están dispuestos a sumar para el conjunto de la nación, de los presidentes autonómicos congregados en Génova se espera un plus de entrega: compromiso y no quejas, respaldo y no vacilaciones.

Decía el sabio que dar ejemplo no es la principal manera de influir sobre los demás; es la única. Y en ese sentido, no hay mayor servicio que puedan hacer los hombres de Rajoy que aplicar, con la anestesia pertinente pero sin innecesarias contemplaciones, la pura y dura ortodoxia presupuestaria. Mañana podría ser tarde.