Damasco
Al Assad derogará la ley de Emergencia en Siria pero no concreta la fecha
El presidente sirio, Bachar al Asad, insistió hoy en su compromiso de derogar la Ley de Emergencia, impuesta en el país desde 1963, y una de las principales exigencias de la oposición, aunque no fijó una fecha concreta.
"Se ha formado un comité jurídico para estudiar el levantamiento del estado de emergencia. El estudio de estas leyes concluirá, como máximo, la próxima semana", dijo Al Asad, que presidió la primera reunión del nuevo Gobierno sirio, designado el jueves.
A finales de marzo, el presidente ordenó la creación de una equipo de estudio con el objetivo de preparar una ley para antes del 25 de abril que allane el camino a la derogación de la ley de emergencia. Al Asad explicó que dichas conclusiones serán trasladadas al nuevo gabinete, que deberá completar la legislación para poner fin a esta polémica ley.
En un discurso monótono, que no se salió de las líneas marcadas en su intervención ante el Parlamento del pasado día 30 de marzo, el mandatario sirio volvió sobre la idea de que las reformas políticas en el país no pueden introducirse de "manera acelerada". "Queremos llevar a cabo reformas en el país deprisa, pero no de manera acelerada", dijo.
Por otra parte, Al Asad se mostró apenado por los muertos en las manifestaciones celebradas en las principales ciudades del país y que ayer se generalizaron, a los que describió como "mártires", "La sangre derramada nos ha afectado a todos. Muestro mis condolencias a los familiares de las personas muertas, que considero mártires", declaró ante los nuevos ministros, que hoy juraron sus cargos.
Según distintas organizaciones civiles, más de 170 personas han muerto en las manifestaciones, que comenzaron el 18 de marzo y que ayer se ampliaron a un gran número poblaciones. En este sentido, Al Asad recordó que había ordenado la constitución de una comisión para investigar las muertes y que "continuará con su labor hasta que los responsables sean juzgados".
Sin embargo, hizo hincapié en que Siria atraviesa una "etapa delicada"debido a que es objeto de una "conspiración"contra su independencia, una cuestión sobre la que las autoridades han insistido desde el estallido de las protestas.
Al Asad también reconoció que había una brecha entre el pueblo y las autoridades, que genera "descontento y frustración", y solicitó a los nuevos ministros que adoptaran medidas "para combatir la corrupción".
El pasado 14 de abril fue anunciada la formación del nuevo Gobierno con Adel Safar, antiguo Ministro de Agricultura, a la cabeza. El nuevo Ejecutivo cuenta con nuevos nombres en las carteras de Interior, dirigida por Mohamed al Shear, en la de Economía y Comercio, encabezada por Mohamed Nidal al Shear y en la de Información, encomendada a Adnan Mahmud.
Sin embargo, otros ministros continúan en sus cargos, como Walid al Mualem que sigue al frente del Ministerio de Exteriores o el general Ali Habib que no dejó el Ministerio de Defensa. La formación del nuevo Ejecutivo, que fue seguida del anuncio de la liberación de los detenidos durante las manifestaciones, no satisfizo a la oposición, que ayer volvió a protagonizar concentraciones y marchas en todo el país.
Miles de manifestantes piden la caída del régimen de Asad
Miles de personas se manifestaron ayer al grito de «libertad» en varias ciudades de Siria donde, según los activistas, las fuerzas de seguridad sirias emplearon la violencia y llevaron a cabo varios arrestos.
Las protestas contra el régimen del presidente Bachar al Asad, convocadas por la oposición en Damasco y su zona rural, comenzaron tras la oración del mediodía y se extendieron a Latakia, Hama, Homs y Banias, en el norte del país; Deraa, en el sur, y Deir el Zor y Qamishli.
Desde el pasado 18 de marzo, cada viernes un gran número de sirios sale a la calle para pedir reformas democráticas.
Ayer se convocó en todo el país el «Viernes de la Determinación» para exigir la caída del actual régimen y la supresión de la Ley de Emergencia, impuesta desde 1963. Según los activistas, en varias de las concentraciones las fuerzas de seguridad emplearon porras y gases lacrimógenos, mientras que el régimen sirio sostuvo que las protestas forman parte de una «gran conspiración» y responsabilizó a grupos radicales de la violencia contra manifestantes y policías.
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