Nueva York

La víctima francesa de Strauss-Kahn se venga

El horizonte judicial de Dominique Strauss-Kahn ha vuelto a emborronarse. Justo cuando los nubarrones de una condena en Estados Unidos por delitos sexuales empezaban a retirarse y ante él se perfilaba un triunfal regreso a Francia.

La víctima francesa de Strauss-Kahn se venga
La víctima francesa de Strauss-Kahn se vengalarazon

Si el ex director del Fondo Monetario Internacional recupera su pasaporte y queda finalmente libre porque el tribunal de Nueva York decreta, como parece probable, el sobreseimiento del caso, la primera visita de DSK de vuelta a su patria podría ser de nuevo ante los magistrados. Y para responder nuevamente de una acusación por intento de violación. Su presunta víctima, la periodista francesa Tristane Banon, confirmó ayer a través de su abogado la amenaza que ya dejaba caer a mediados de mayo, tras el arresto de Strauss-Kahn en Nueva York.

La coincidencia temporal entre las dos causas ha levantado una salva de críticas contra la joven por «oportunismo». El letrado, David Koubbi, que ayer anunció que la querella será interpuesta hoy ante el fiscal del Tribunal de Gran Instancia de París, rechazó todo tipo de manipulación o contactos con personalidades políticas con la intención de perjudicar al socialista galo. Desde que hizo pública su presunta agresión, la escritora, de 32 años, había amenazado sin llegar a dar el paso de querellarse por unos hechos que se remontan a 2003, alimentando así una ambigua actitud que le ha valido no pocos recelos sobre la veracidad de su relato.

Acusaciones de «mentirosa» que Tristane Banon asegura no soportar más en una entrevista que publica hoy el semanario «L'Express» y que le habrían llevado, a mediados de junio, a tomar la decisión. Dilación que justifica por el hecho de no querer «interferir en la causa americana de DSK» así como para evitar ser manipulados por la Justicia de aquel país, según su abogado. En este tiempo, la periodista, hija de una responsable socialista francesa, se ha mantenido en silencio, pero la liberación bajo palabra del político ha desatado las hostilidades. «Verle libre y cenando en un restaurante de lujo con amigos me pone enferma», declara en el semanario galo.

Ocho años después de los hechos, Banon sostiene que Strauss-Kahn quiso abusar de ella, lo que degeneró en una violenta pelea. De ahí, la denuncia por «intento de violación», un delito más grave que la agresión sexual y sobre todo con una prescripción de diez años que le permite aún recurrir. «Sólo deseo que vuelva a Francia con su presunción de inocencia para que vayamos ante un tribunal», zanja la escritora en esa entrevista, en la que no revela si dispone de elementos que apuntalen su acusación.

Cruce de denuncias
Una querella que se cruzará con la que los abogados franceses de Dominique Strauss-Kahn cuentan con interponer por «denuncia calumniosa» contra Banon por unos hechos que consideran «completamente imaginarios». Un obstáculo más que hace incierto el regreso al tablero político de DSK, cuya dañada imagen no supera la prueba de los sondeos. Según el último publicado ayer, el 51% de los franceses consideran que el que fuera candidato favorito de la opinión pública para ocupar el Elíseo en 2012 «no tiene más futuro político».

En el Partido Socialista francés, no faltan fieles al ex director del FMI que confían en una vuelta por la puerta grande, pero la formación está dividida. El giro que ha dado su caso no sólo trastoca los esquemas después de que la número uno, Martine Aubry, decidiera lanzarse a la arena de las primarias, también afecta a un calendario que podría ampliarse para dejar que DSK presente, aunque tarde, su candidatura.

Banon, una hija del partido
Hija de Anne Mansouret, vicepresidenta socialista del consejo general de la provincia de Eure, Tristán Banon inició su carrera como periodista deportiva y en un programa de televisión sobre nuevas tecnologías. Trabajó en el semanario francés «Paris-Match» y más tarde ingresó en el diario «Le Figaro». Banon es autora de varios libros de ensayo y novelas.