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Apocalipsis según Halffter
Juventudes Musicales de MadridConciertos y solistas extraordinarios. P. Halffter: Abadón; Poulenc: Concierto para dos pianos y orquesta; Brams/Schönberg: Cuarteto Op. 25. Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Director: Pedro Halffter. 15-XII-2011. Auditorio Nacional, Madrid.
Orquesta titular del Teatro de la Maestranza desde su apertura en 1991, la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla ha tenido en sus veinte años de actividad un granado abanico de titulares: un divertido y brillante iluminado, Vjekoslav Sutej; un competente Kapellmeister que duró poco; Klaus Weise, un incompetente vendedor de humo; Alain Lombard y un todavía joven maestro, Pedro Halffter, que ha ido creciendo en sabiduría y maestría a la par que su agrupación.
El programa tenía como valor añadido la actuación de las siempre brillantes hermanas Labèque con el «Concierto en Re menor» de Poulenc. Su actuación entusiasmó, reacción perfectamente esperable. Lo único que empieza a parecer propio del «¿Qué fue de Baby Jane?», de Robert Aldrich (¿recuerdan a Joan Crawford y Bette Davis?), es que las hermanas, Katia con 61 años y Marielle con 59, sigan apareciendo en el escenario vestidas de adolescentes quinceañeras. Deberían plantearse la jubilación de su asesor de imagen.
El programa se cerró con la fabulosa orquestación de Schönberg del «Cuarteto con piano, op. 25» de Bramhs. Pero si el éxito de esta página fue enorme, lo fue mucho menos la composición más interesante de toda la sesión, una obra del propio Pedro Halffter, los 11 minutos de «Abadón», el «Ángel del abismo» del «Apocalipsis» de San Juan. Esta suerte de poema sinfónico sobre el ángel exterminador parece ser parte de un espectáculo «a futuris» que Halffter Jr. prepara sobre el llamado «Libro de la Revelación» junto a La Fura dels Baus. Durante 9 minutos nos sumerge, con desconcierto del público, en un intangible infierno, el de una música casi inaudible, misteriosa, siniestra, sin aspavientos y con maestría. Sólo en los dos últimos minutos dispara la potencia de la orquesta con una batería percutiva atronadora. Si un día este maestro nos narra, finalmente, el «Apocalipsis» en forma de materia sonora, me pido primera fila.
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