Croacia

Érase una vez Eslovenia

Érase una vez... Eslovenia
Érase una vez... Eslovenialarazon

Cuando planeas un viaje la curiosidad y la previsión te llevan a indagar sobre el lugar que vas a visitar, pero lo realmente maravilloso es arriesgar y dejar que el destino te sorprenda. Así me ocurrió con Eslovenia, un pequeño país europeo del que apenas conocía algún dato… Fue la primera de las ex repúblicas yugoslavas en separarse, lo hizo sin ruido y sobre todo sin guerra, lo que hoy día le ha permitido estar en primera línea, integrada en el euro y con poco que envidiar a otros estados comunitarios.
De su vecina, Croacia, sí sabía más cosas. El turismo español ha llegado hasta allí antes y contaba maravillas de Dubrovnik. Pero casi nadie habla de la hermosa Liubliana, con su río navegable que recorre la ciudad y los preciosos puentes que lo atraviesan, nada menos que tres hay en la plaza central dedicada al poeta Preseren. Dominada por un castillo, la capital eslovena esconde miles de rincones de postal, entre ellos un colorido mercado donde se vende fruta y también flores. ¡Con semejante escenario es casi imposible errar en la foto!
El viaje empezaba bien, pero terminaría aún mejor, todavía faltaban miles de tesoros por descubrir. Bled es uno de ellos. Unas cuantas casitas en torno a un lago glaciar de intensas aguas azules con una isla en medio. Una isla pequeñita, donde apenas hay hueco para una iglesia y su campana de los deseos. Desde cualquier orilla decenas de barquitas de colores, «pletnas», te llevan hasta allí en un agradable paseo. Si prefieres quedarte en tierra, nada mejor que sentarse a contemplar el panorama y ver cómo la isla, la iglesia y su campana se reflejan en las aguas cristalinas. Es tan, tan de cuento que a veces parece que no fuera real.