Crítica de libros

Inocentadas a diario

La Razón
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Ya saben, hoy toca la referencia a «Espejo Público». Como era Día de los Inocentes, me tomé mi intervención de tal forma. Había unas imágenes donde Margarita, la esposa de Alfonso de Borbón salía acompañada de Carlos Baute de un conocido restaurante madrileño. Tomaban un taxi asediados por los paparazzi. Carlos les dijo de broma que estaban liados, ella desde el interior del coche, con cara de susto, lo negaba. Comenté que cómo están los tiempos, una pretendida Alteza Real no entraba en su coche con mecánico incluido, como cualquier mortal cogía un taxi junto al atractivo y seductor cantante venezolano, claro que ella también es de la misma nacionalidad, podía tratarse de una cena de compatriotas en el exilio dorado. Otra información a debate cerca de la inocentada es la que afirma que Sara Carbonero, pasados los fuegos volcánicos de los primeros tiempos, en su meteórica ascensión hacia los cielos donde están los personajes de primerísima fila, se aburre mucho. ¿Qué tendrá la princesita televisiva, es que en su hogar el portero que todo lo para no tiene el remate a punto? Entiendo que a ella en seis meses la vida le ha cambiado radicalmente, ha pasado de reporterita con cinco minutos en pantalla a casi superstar. Las mujeres maduran pronto y en esas vías ambicionan mucho más, en el caso de Casillas, una verdadera estrella mundial, su vida puede seguir casi igual, ha pasado de parar pelotas hechas de papel en las calles de su modesto barrio, a detener balones en estadios abarrotados y con mil millones de telespectadores viéndolo. Pero es un cambio dentro de un mismo juego. Me parece muy bien que no se pierdan las raíces, que se conserven unos principios, una forma de vivir y unas amistades, pero tampoco es razonable no aprender, no cambiar ciertas cosas. Éste es el caso del mejor portero del mundo, que saluda a reyes, que cena con personalidades mundiales, que es un ídolo planetario, todo esto te hace que no te quedes en el mismo sitio de la vida, como si nada te hubiera pasado. Pero dicho esto señorita Carbonero, ¿en qué momentos de la vida diaria le aburre Iker?