Portugal
Portugal también gira a la derecha
La oposición conservadora logra su mejor resultado electoral de los últimos veinte años. Sócrates dimite como líder del Partido Socialista tras reconocer la derrota
MADRID- Cambio político en Portugal. La oposición de centro derecha se impuso en las elecciones anticipadas celebradas ayer en el país vecino. Concluido el escrutinio oficial, el Partido Socialdemócrata (PSD, conservador), suma el 38,6% de los votos, frente al 28,1% del gobernante Partido Socialista (PS).
La peor crisis económica desde la instauración de la democracia en 1974 se ha llevado por delante seis años de Gobiernos socialistas. Serán los conservadores, de la mano de Pedro Passos-Coelho quienes tendrán que poner en marcha las duras medidas económicas exigidas por el FMI y la UE a cambio del préstamo de 78.000 millones de euros.
Pese a no haber alcanzado la mayoría absoluta, los conservadores podrán contar de nuevo con el apoyo, ya garantizado, del tercer partido del Parlamento, el Centro Democrático Social-Partido Popular (CDS-PP, democratacristiano). Esta formación, que logró el 11,7% de los votos, garantizará al PSD el Ejecutivo con mayoría absoluta que exigen los mercados y los organismos financiero internacionales.
Finalmente, los dos partidos marxistas del Parlamento obtuvieron un peor resultado que en los comicios de 2009, con un 7,9% para los comunistas y un 5,2% para el Bloque de Izquierda.
El gran derrotado de la jornada, sin embargo, fue el primer ministro, José Sócrates, que anunció anoche su dimisión al frente del PS tras «asumir personalmente» la derrota electoral socialista. Un entristecido Sócrates se despidió así de 23 años de ejercicio dentro de la formación para ser un «militante base» y «un ciudadano de cuerpo entero».
Desde la sede del partido, el ya ex secretario general de los socialistas afirmó que deja el Gobierno portugués tras seis años de Gobierno con «serenidad interior» y la seguridad de que tomó las medidas necesarias contra la crisis pese a que fueran «impopulares». «No me escondo tras las circunstancias. Esta derrota es mía y ha llegado el momento de abrir un nuevo ciclo político en el PS», indicó Sócrates.
Entretanto, el centro derecha portugués se lanzó anoche a la calle a festejar su mejor resultado electoral de los últimos veinte años. El PSD no había obtenido un resultado tan elevado en unas elecciones legislativas desde 1991, cuando ganó con el 50,6% de los sufragios y el actual jefe de Estado, Aníbal Cavaco Silva, como aspirante a primer ministro.
«Ha ganado Portugal», afirmó el líder conservador, Pedro Passos Coelho, en su primer discurso tras ganar las elecciones. El hasta ayer líder de la oposición, que mantiene unas estrechas relaciones con el ex presidente José María Aznar, anunció un «Gobierno de mayoría para superar las grandes dificultades» del país. «Portugal no pretende ser un fardo para el futuro», agregó en alusión al plan de rescate del FMI y la UE. «Los años que nos esperan van a exigir mucho coraje», advirtió al comprometerse también con los electores a buscar soluciones a los graves problemas sociales lusos.
Y es que el malestar social también tuvo su reflejos en los comicios. La abstención volvió a batir récords en Portugal y superó el 41%, un nuevo máximo en la historia de las elecciones legislativas celebradas en el país desde la llegada de la democracia en 1976. El porcentaje de portugueses que decidió no ejercer su derecho al voto fue, sin embargo, menor que el que optó por no acudir a las urnas en las elecciones presidenciales, celebradas el pasado enero, y en las que la abstención fue del 53%, una cifra sólo superada en las europeas del 2009, cuando se situó en un abrumador 63%.
Durante la jornada de votación, los principales líderes políticos portugueses alentaron a los ciudadanos a acudir a las urnas y aludieron en su mayoría a la gravedad de la situación socio-económica que atraviesa Portugal. La convocatoria electoral es la consecuencia de la dimisión de Sócrates el pasado 23 de marzo por la falta de apoyo parlamentario a su programa de ajustes financieros. En medio de una creciente presión de los mercados y la rebaja de la solvencia financiera del país, colocado a un paso del bono basura, el Gobierno en funciones tuvo que pedir ayuda financiera internacional.
Pobreza en alza
El nuevo Gobierno conservador, que apoyó a los socialistas en la petición de la ayuda internacional, deberá cumplir el riguroso programa de saneamiento económico exigido por la UE y el FMI. El draconiano plan, sin embargo, se encontrará con un país donde las diferencias sociales son cada día mayores. Alrededor de un 20% de la población (dos millones de portugueses viven bajo el umbral de la pobreza) y 300.000 personas acudieron el año pasado al Banco de Alimentos de Lisboa en busca de ayuda. Una bomba social a punto de explotar.
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