Cataluña
Las tres vías por Toni Bolaño
Artur Mas ya ha firmado el decreto de convocatoria de elecciones. Lo ha hecho después del empacho de encuestas de este fin de semana que arrojan más sombras que luces. No auguran cambios sustanciales pero desde hoy quedan 55 días en los que puede pasar de todo. Los catalanes deberán elegir, de salida, entre tres vías. La primera, que las cosas sigan como están y que la crisis amaine. La segunda, desempolvar la vieja aspiración catalanista de una España Federal. La tercera, la vía independentista.
La elección no es fácil. Las tres posibilidades generan –unas más que otras- incertidumbre. No sólo está en juego el modelo de estado sino que también la salida a la crisis económica, aunque en el tablero catalán esta última brilla por su ausencia.La primera opción es mantener el actual "status quo"y sólo cambiarlo cuando la crisis dé un respiro, aunque ese respiro vaya para largo. El problema es que el estado de las autonomías, fijado hace 30 años, ha saltado por los aires y no da más de sí.
La crisis ha dejado ver sus vergüenzas y muchos ciudadanos lo señalan como el culpable de la deuda del Estado. Sus defectos en pujanza eran llevaderos. Ahora no lo son. Ninguna comunidad está contenta con lo que recibe y menos con lo que paga.La segunda vía tampoco está exenta de problemas. No estamos tan lejos de un Estado Federal pero transitar por esta vía requiere consenso y valentía política porque hay que reformar la Constitución y realizar una reforma financiera sustentada en pagar por riqueza y recibir por ciudadanos.
En los últimos días voces del PSOE, en público, y del PP, en privado, no descartan esta vieja idea –tan vieja que data de la Primera República- para encontrar el consenso necesario que evite rupturas y tensiones.La tercera vía, por el contrario, las busca. Son su razón de ser. Se presenta como un atajo para superar la crisis pero se asemeja más a un callejón sin salida, tanto para Cataluña como para España.
Hay quién la abraza como una cuestión de fe, como la solución a todos los males, pero el remedio puede ser peor que la enfermedad. El 25 de noviembre los catalanes decidirán. Soy pesimista porque en época de tribulaciones y necesidades los charlatanes con pócimas milagrosas se llevan el gato al agua. Cuando se desvela el engaño, puede ser demasiado tarde.
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