Cataluña
A fuego y agua por Ely del Valle
Nunca la realidad fue tan metafórica ni la metáfora tan real. La crisis nos tiene a punto de ebullición y con el agua al cuello a partes iguales sin que nadie atine a hacer una radiografía certera que nos diga si hay que pasar por quirófano o vamos tomándonos medidas para que la mortaja no nos haga bolsas por la parte de la sisa. Opiniones hay para todos los gustos: Artur Mas, grande de Cataluña con ínfulas de caballero de la «taula rodona», es partidario de aplicar el bisturí y amputar para sacar tajada sin importarle un bledo que empresarios como Lara amenacen con marcharse a cualquier otro lugar donde no haya líderes a los que se les vaya la pinza en el momento más inoportuno; Rubalcaba, el hombre del corazón partido y la rosa desmochada por las encuestas, apuesta por un desfibrilador federalista a ver si el electrocardiograma del PSOE sale de la monumental planicie a la que se ha visto condenado desde hace poco menos de un año; a la izquierda que jamás ha estado unida le ha salido una úlcera sangrante en Llamazares, dispuesto a que por cada miembro de IU haya dos o tres corrientes internas, y Rajoy, contraviniendo los más elementales consejos médicos, se fuma un puro mientras espera a que alguien nos quiera sin condiciones añadidas. El problema no está tanto en el tratamiento como en que nadie coincide en el diagnóstico, y la consecuencia de semejante desbarajuste no puede ser otra: tal y como vamos, cuando no te mojas, te quemas.
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