Barcelona

«Mou» tiene que volver a empezar

El técnico asume su culpa, pero parece mentira que deba reinstalar tensión competitiva en esta plantilla

«Mou» tiene que volver a empezar
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Madrid- Es inconcebible. El campeón de Liga no juega, lleva cuatro puntos de doce posibles, encaja goles a balón parado y no es capaz de resolver los partidos; dos derrotas, un empate y una sola victoria con una plantilla cargada de jugadores internacionales, recientes campeones de Europa, otros de ellos con una ilusionante Eurocopa a sus espaldas y nuevos fichajes y, sin embargo, esta plantilla carece de tensión competitiva. Mourinho no sale de su incredulidad, ha intentado minimizar los males mandando avisos a sus hombres, pero el sábado, visto que no despertaban, explotó y decidió emplear como ultimátum, antes de que la situación se torne más dramática, la denuncia pública de la falta de compromiso de sus jugadores.

Mourinho repasa los números de la pasada temporada y no puede creer que estos mismos jugadores –porque aún no se ha atrevido a hacerle demasiados retoques al once de gala de la pasada temporada– sean los del récord de los 100 puntos y los 121 goles. Ese mismo equipo es ahora, en lo que llevamos de curso, débil en defensa y carece de la pegada goleadora con la que los rivales sabían que les iba a arrollar.

Mourinho hace cuentas y piensa que el 7 de octubre puede salir del Camp Nou, si es que se cumplen los mejores pronósticos has-ta el clásico, a once puntos del Barcelona y se le abren las carnes. Y no puede entender que, excepto tres de sus jugadores, los demás no estén preocupados por ello. Por eso dice que no tiene «cabezas comprometidas y concentradas en que el fútbol es lo prioritario en sus vidas». Encuentra a la mayoría de ellos preocupados por los premios, por la clasificación de sus selecciones para el próximo Mundial, por sus contratos publicitarios después de un verano de Eurocopa y por sus vidas personales. El sábado, en su comparecencia post-partido en el Sánchez Pizjuán, soltó un mensaje de preocupación por la Prensa rosa, la del corazón, que en realidad no iba dirigido a los presentes, los periodistas, sino a sus jugadores.

En resumen, son cuatro los reproches principales que el técnico hace a su equipo y los motivos por los que no funciona: concentración, compromiso, tensión competitiva y carencia de disponibilidad mental para sufrir.

Una de las mayores virtudes del Real Madrid la pasada temporada era precisamente ésta última. Los hombres de Mourinho, pese a que el partido se les pusiera en contra, daban la sensaciónde que tenían la capacidad para darle la vuelta en cualquier momento. Hoy por hoy, esa cualidad es inexistente.

Ve a su equipo relajado y confiado en exceso. Tras la impresionante campaña que llevó al Real Madrid a la conquista del título, parece que los jugadores hayan adquirido la mentalidad de que, con excepción del Barcelona, al resto de los rivales se les gana con la gorra. Algo que Mourinho nunca les ha trasladado y, precisamente, el secreto del éxito madridista en el segundo año de Mourinho fue que se dejaron la piel en todos los campos. Hasta cuando el equipo ganaba por muchos goles, siempre buscaba y quería más.

En la falta de concentración, Mourinho asegura que no está justificado que el 75 por ciento de los goles que ha encajado el equipo hayan llegado a balón parado. El del valencianista Jonás le pareció de vergüenza; también el del getafista Valera. Pero cuando en Sevilla, en el minuto dos, Trochowski acertó en la salida de un córner, Mourinho no se asombró. Quedaban 88 minutos de partido y en el transcurso nunca tuvo la sensación de que sus hombres fueran a voltear el marcador. Lo intentó, como en otros partidos de esta temporada, echando el resto, con todo al ataque, acumulando atacantes y descuidando la zona de creación. Ni siquiera Cristiano le responde; el «7» a la mitad del partido ya está desesperado, vacío y haciendo la guerra por su lado.

Ése es otro de los reproches, el individualismo. No hay espíritu de equipo, tan sólo lo hubo en los clásicos de la Supercopa. A partir de ahí, el equipo está estático, no se ven ayudas, ni desmarques de ruptura y el Madrid pierde en demasía el balón en cuanto le aprietan.

De todo ello, dice Mourinho que tiene la culpa él «y punto». Quizá también de que la plantilla se haya confeccionado tan tarde, pero parece mentira entre profesionales que el técnico tenga que reinstalar en ellos la motivación y tensión competitiva necesaria para defender al Real Madrid.
Mourinho les mandó al frente el sábado y ahora es tiempo de que reflexionen y se pongan las pilas. Mientras tanto, hay que volver al trabajo ante la visita del Manchester City mañana en el debut en Liga de Campeones y el tono de Mourinho era ayer más concilidador. «El Madrid busca la Décima, pero el modo de hacerlo es trabajar bien, jugar bien, pensar bien, conectar bien las cosas y tener motivaciones grandes de jugar bien y ganar cada partido», manifestó el técnico luso en una entrevista a la web de la UEFA. El mismo discurso que el del sábado, pero ya en frío, con el cabreo digerido. Quizá cambiar a una competición en la que no se tomen tantas confianzas cambie la tendencia.
 

Los cabreos del técnico
R. Madrid, 1-Valencia, 1
«No hemos hecho un gran partido, pero sí lo suficiente para ganar», dijo ese día, en el que lamentó el gol de Jonás a balón parado. Días más tarde ha repetido que se hizo «poco».
Getafe, 2-R. Madrid, 1
«El Getafe ha merecido ganar y le doy la enhorabuena. Hemos estado mal. Ha sido inaceptable». En el vestuario sentó mal que defendiera a Coentrao y no a otros.
Sevilla, 1-R. Madrid, 0
Explota. Si antes había dejado caer que tenía jugadores carentes de tensión competitiva, el sábado fue más vehemente: «No tengo equipo». Denuncia que no están «comprometidos».