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Las nuevas reglas del club

La Razón
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La imagen de Angela Merkel y Nicolas Sarkozy cogidos de la mano al término de la rueda de Prensa que ambos dieron ayer en París simboliza a la perfección la nueva etapa que se inaugura en Europa bajo los auspicios de Alemania y Francia. El gesto no fue improvisado y repite el mismo que protagonizaron Mitterrand y Khol, hace décadas, para escenificar ante el mundo la creación del eje franco-alemán como motor del proyecto europeo. También ahora ambas naciones se han arrogado la tarea de refundar Europa mediante la reforma del Tratado de Lisboa y la promulgación de nuevas reglas que refuercen la unidad fiscal, lo que implica una vuelta al núcleo duro de los 17 y una renuncia a integrar plenamente a los 27 de la UE. Es decir, Merkel y Sarkozy prefieren sacrificar las utopías para ganar en seguridad. Porque lo que ambos persiguen es un nuevo orden presupuestario que salve el euro. Para ello se establecerán sanciones automáticas a los que no cumplan con el objetivo de déficit (3% del PIB en 2012); el Tribunal de Justicia Europeo vigilará que los Presupuestos de los países miembros se atengan a esa «regla de oro» la cual, por otra parte, deberá ser incorporada al ordenamiento constitucional respectivo, lo que España ya ha hecho; el papel del Banco Central Europeo no se modifica y se rechaza definitivamente que emita bonos; se adelanta a 2012 la creación del Fondo de Estabilización Financiera; y se establece una reunión mensual de jefes de Estado y de Gobierno para seguir la evolución de la crisis y llegar a compromisos de actuación que estimulen el crecimiento, eufemismo que encubre la adopción de reformas estructurales como la laboral y la financiera. Como es natural, para llegar a este pacto Merkel tuvo que rebajar su pretensión de que el Tribunal de Justicia pudiera anular Presupuestos, lo que incomodaba a un Sarkozy celoso de perder soberanía; pero éste hubo de claudicar en el asunto de los eurobonos. En todo caso, uno y otro lo dijeron ayer bien claro: éstas son las nuevas normas del club abiertas a los 27, pero si alguno no desea seguirlas, nadie llorará por ello. Este miércoles le serán comunicadas a Van Rompuy, presidente del Consejo; el viernes se someterán a la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno; y en marzo deberán estar en vigor. No hay tiempo que perder. Es buena señal que los mercados bursátiles reaccionaran ayer de forma positiva y que la deuda española descendiera por debajo de los 300 puntos. Pero a España le quedan muchos deberes por hacer y compromisos que cumplir. Rajoy está plenamente dispuesto a afrontar el reto y así se lo confirmó ayer a la cúpula de su partido, mientras dos de sus enviados a Europa cerraban la intensa agenda de contactos con los protagonistas de la nueva Europa. Nuestro país no puede permitirse el lujo de perder el tren y cabe esperar que la oposición al futuro Gobierno de Rajoy así lo entienda.