Prevención

«No sólo se les salva la vida sino la autoestima»

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-¿A qué se debe la obesidad mórbida?
-Influyen muchas circunstancias, hay personas que padecen trastornos endocrinos, otros tienen trastornos metabólicos, pero lo más frecuente son trastornos de la educación alimentaria. Son enfermos que, por circunstancias, se abandonan y cuando se dan cuenta ya no tienen marcha atrás. Entonces es cuando acuden a la cirugía como último recurso para volver a una cierta calidad de vida.

-¿Una persona de 260 kilos qué vida puede hacer?

-Muy limitada. Yo he tenido pacientes que no podían salir de casa y tenían que moverlos con una especie de grua. A una enferma que operé tuvieron que sacarla los bomberos dos veces de su vivienda porque se atrancó en la puerta y no salía ni para adelante ni para atrás. Esto es terrible para el enfermo, tanto física como psicológicamente.

-¿Esta cirugía en qué consiste?
-Fundamentalmente en hacer una reducción de la cavidad gástrica que proporcione una saciedad precoz al sujeto y le haga perder el hambre. Luego hay que enseñarle a comer y obligarle a cinco tomas diarias en las que repartir todos los principios inmediatos necesarios: verduras, frutas, hidratos de carbono, proteínas, grasas, etc.

-¿Qué tamaño tiene esa cavidad que ustedes les dejan?
-El reservorio gástrico es muy pequeño, difícilmente alcanza los 40 o 50 centímetros cúbicos de capacidad, por eso se sacian rápidamente.

-¿Cuántos kilos llegan a perder?

-Depende de la constitución del individuo, pero después de un tiempo casi todos se aproximan a su peso ideal, que suele calcularse multiplicando el peso por la talla y dividiéndolo por dos. Hay gente que tiene que perder más de 150 kilos.

-¿Cuando se pierde tanto peso luego hay que ajustar algo quirúrgicamente?

-Sí, muchas veces la gente interpreta que se hace por estética, pero no es por eso. La piel de estas personas ha dado mucho de sí y si en un tiempo no se arregla se pueden producir eccemas, úlceras, mal olor y bastantes problemas. Que quede claro que no se trata de un tema estético, sino de necesidad.

-¿Qué técnicas se emplean para una operación de este tipo?
-Fundamentalmente tenemos la vía abierta y la técnica laparoscópica. Las que pueden ser más fáciles de realizar, como el ajuste de una banda gástrica, se hace con un agujerito pequeño, y la otra cirugía, que lógicamente es mucho más agresiva, se emplea para técnicas más complejas. Aunque hoy casi todo puede hacerse por técnica laparoscopica. Lo importante es que estas operaciones tienen una cifra prácticamente nula de mortalidad, aunque hay que tener en cuenta que este tipo de enfermos presentan más riesgos que un enfermo «normal» ya que suelen ser diabéticos, hipertensos y tener problemas renales y cardíacos.

-¿Los paciente quedan muy contentos?
-Siempre porque este tipo de operaciones no sólo salva la vida, sino la autoestima. Tenga en cuenta que estos enfermos no podian ni plantearse una vida normal y ahora empiezan otra vez a tener ilusión por la vida.
 


A VUELA PLUMA

 

La OMS ha llegado a clasificar la obesidad como la epidemia del siglo XXI. Se ha demostrado que la vida media de un obeso es casi la mitad de la de una persona que se mantiene en su peso. Cuando digo obesidad no me refiero a tener 10 o 15 kilos de más, sino de pesar 180 o 200 kilos. Eso ha hecho que se produzca un incremento en el número de operaciones de reducción de estómago en los últimos años. Eugenio Arévalo es catedrático y jefe del Servicio de Cirugía Digestiva del Hospital Reina Sofía de Córdoba.