Cataluña

El PSOE pone en marcha la «operación Chacón» para relevar a Montilla

La dirección federal vaticina una catarsis tras el 28-N que debe liderar la hoy ministra de Defensa

Montilla anima a llenar las urnas de votos progresistas y catalanistas
Montilla anima a llenar las urnas de votos progresistas y catalanistaslarazon

MADRID- La del lunes será la crónica de una derrota esperada. En el PSOE dan por descontado un mal resultado este domingo y con él una auténtica catarsis en el socialismo catalán. De momento, se aguarda a conocer la intensidad del castigo que el PSC recibirá en las urnas y que algunos de sus compañeros creen merecido tras ocho años de «impostado nacionalismo». Y eso a pesar de que Gobierno y dirección federal, conscientes de que el 28-N tendrá también una lectura en clave nacional, se han volcado en la campaña con el objetivo de despertar al durmiente votante socialista. Zapatero, González y cada uno de los ministros que han pasado por Cataluña han apelado al voto progresista, a esos más de 800.000 catalanes que votan PSOE en generales y nunca lo hacen en autonómicas.


El peor resultado, en 1995
 Y es que hay un vector común en todos los análisis de la calle Ferraz: el resultado del domingo tendrá mucho más que ver con la gestión del tripartito que con el contexto político económico nacional. De ahí la desafección del electorado y el alto índice de abstención que se viene registrando en las últimas citas electorales en aquella comunidad. «Empezó con el referéndum sobre el Estatut, siguió en las europeas y se repetirá el domingo», vaticina un importante miembro de la Ejecutiva Federal que considera que todo resultado que sitúe al PSC por debajo de los 31 diputados (hoy tiene 37) será sinónimo de catástrofe. Otros sitúan el umbral de la debacle en todo lo que esté por debajo de los 34 escaños y el 24 por ciento de los votos, que fue el peor resultado del PSC en autonómicas en 1995, un año antes de que el PSOE saliera de La Moncloa.

En resumen, que las encuestas propias y ajenas son tan rotundas que las elecciones catalanas se celebran con los principales elementos de análisis contados de antemano: la muerte del tripartito, el triunfo de CiU, el alto índice de abstención... Sólo el futuro del PSC y de José Montilla están por escribir. Y ambos asuntos han abierto hueco a la especulación estos días sobre cómo debe ser el tránsito a la oposición después de siete años de tripartito y sobre quién será el líder o lideresa que sustituya a un Montilla a quien muchos consideran responsable de haber llevado al socialismo catalán a mínimos de credibilidad imposibles de levantar, a pesar de su tardío arrepentimiento en plena campaña.

Así las cosas no son pocos los que hablan de catarsis, de redefinición y de diseñar el socialismo catalán del siglo XXI. Hay quien en Madrid tiene ya escrita la que debiera ser la hoja de ruta: retirada de Montilla, congreso extraordinario y una refundación del PSC liderada por la hoy ministra de Defensa.

En efecto, la operación Chacón ya está en marcha, y es el escenario que desearía la dirección federal del PSOE a medio plazo, pues quiere una «mujer de consenso y de futuro» al frente del socialismo catalán. El diseño tiene algunos inconvenientes. El primero, la resistencia de la propia Chacón a salir de la escena nacional y abandonar la carrera por la sucesión de Zapatero, en la que todo el PSOE sabe que la catalana parece dispuesta a participar. «Uno tiene que ser leal y responsable con sus orígenes de partido, y los de Chacón están en Cataluña». Son palabras de un miembro de la dirección federal que está convencido de que la lealtad de Chacón con el proyecto socialista y con Zapatero es tanta como la que un día y otro tuvo Trinidad Jiménez cuando se le pidió que primero fuera cartel electoral para el Ayuntamiento de Madrid y después, que se midiera con Gómez en unas primarias.

Hay otro detalle que en Ferraz tampoco ignoran, y es que el PSC es un partido hermano que tiene órganos de gobierno y autonomía para tomar sus propias decisiones. Y aunque Chacón tiene una inmensa proyección en Cataluña, el PSC no olvida que en los últimos años se ha movido siempre en la ambigüedad calculada entre los dos partidos. El mejor ejemplo de equilibrismo de la ministra se vió cuando decidió no participar en la manifestación de Barcelona contra la setencia del TC sobre el Estatut. A pesar de su ambigüedad, a pesar de la autonomía del PSC, a pesar de sus ambiciones políticas, quienes mandan en la dirección federal siguen creyendo que Chacón es el futuro del PSC, la mejor opción de consenso tras la más que segura retirada de Montilla. ¿Plazos? Habrá que esperar a después de las municipales, donde el PSOE da también por perdido el Ayuntamiento de Barcelona, que es perder mucho más que el Govern. El relevo no será, pues, antes de mayo de 2011. Lo contrario sería suicida.