Rajoy reducirá el Estado autonómico sin tocar la Constitución

Justo el pasado viernes el ex presidente Aznar se preguntaba en alto quién le pondrá el cascabel al gato del modelo autonómico... Pero que nadie espere medidas drásticas por parte de los populares: ni retomarán aquella propuesta de reforma de la Constitución que llevaron en su programa de 2008 ni tampoco plantearán la recuperación de competencias. Hoy el viento sopla en otra dirección.

En Génova se miran en el espejo del sistema de cooperación que rige en Canadá, dejando a un lado Quebec; y también en el federalismo americano y en la propia Unión Europea (UE). Respecto al primer caso, fuentes de la dirección alaban sus ventajas como modelo de referencia: tiene un PIB como el español, una población parecida y los quebraderos que acompañan a un problema identitario. Y dicen en el PP que no estaría de más tomar nota del funcionamiento del cuerpo político que han articulado en torno a la conferencia entre Estado central y provincias, así como en la rapidez de su sistema de resolución de conflictos.

¿Qué subyace realmente debajo de esta doctrina comparativa? La conclusión de que la respuesta a nuestros problemas no pasa por recuperar competencias directamente, sino que basta con avanzar hacia un proceso de armonización de normas que en la práctica acabe implicando un modelo de competencias regulatorias a la baja. El principio básico es que todas las autonomías acepten unas reglas de reconocimiento mutuo, de modo que por eficiencia se acabe con un sistema en el que es más fácil importar productos de Finlandia que hacerlo entre las comunidades. Hoy hay regulaciones diferentes para casi todo: desde el registro de un hotel de cuatro estrellas a la definición de los criterios para reconocer una gran superficie comercial, pasando por residuos, ruidos, telecomunicaciones, obra pública o aprobación de ERES. En suma, cada comunidad es como un país diferente, o al menos ésta es la queja de más de una multinacional.

La receta que propugnará el PP desde el Gobierno se resume en el lema de «simplificación, racionalización y mancomunidad de competencias», de tal modo que los requisitos mínimos que sean válidos en una autonomía tengan que ser asumidos a la fuerza en otra. Es decir, que el PP está dispuesto a reducir el Estado autonómico sin tocar la Constitución. Por un lado, utilizando la legislación básica; por otro, con un gran pacto de Estado con las comunidades para que éstas, de manera voluntaria, colaboren en la racionalización de su ámbito de gestión. En este plan entra, como iniciativa estrella, una ley de mercado único y planes sectoriales para intensificar los mecanismos de cooperación y colaboración, como ayer mismo confirmó Rajoy en una comparecencia en el Senado. La pregunta salta a la vista: ¿Por qué si Rajoy llega a La Moncloa las comunidades van a aceptar realizar cesiones que hasta ahora no han hecho? Y la respuesta de Génova es que lo harán por falta de recursos económicos, bajo la espada de damocles del techo de gasto y de una nueva Ley de Estabilidad Presupuestaria, y por la presión de un poder territorial mayoritariamente bajo control popular. «Nosotros no vamos a enfrentar al Estado con las comunidades. Todo el mundo es muy consciente del lío en el que nos hemos metido. Las restricciones económicas nos van a obligar a todos a tomar decisiones y se adoptarán medidas por consenso. Lo importante es llegar a La Moncloa y luego todo será más fácil», aseguran.

Las comunidades se sublevan
- PAÍS VASCO: La portavoz del Gobierno vasco, Idoia Mendía, defendió ayer el «pleno desarrollo» del Estatuto de Guernica y advirtió de que, «en ningún caso» el Ejecutivo autonómico admitirá «recortes a la baja». Según Mendía, el PP ha «sacado a pasear el fantasma» de la reforma del sistema autonómico para «tapar» el endeudamiento «excesivo» de comunidades gobernadas por el PP.
- ANDALUCÍA: La consejera de Presidencia de la Junta de Andalucía, Mar Moreno, se mostró en contra de la pérdida de peso político de las comunidades, y rechazó el debate ideológico abierto por dirigentes del PP «contra» el sistema autonómico, aunque vio «normal» que se debata en el plano económico.

ANÁLISIS
La lección canadiense y americana
- ¿Qué habría que copiar de Canadá?
–La intensa cooperación entre la federación y las provincias, hasta el punto de que la competencia residual siempre queda en manos de la federación. Además tienen un sistema de resolución de conflictos muy eficaz: la demanda a cualquier provincia está resuelta en un máximo de quince días. En suma, rige lo que se califica como «federalismo cooperativo».

-¿Y de EE UU?
–El Congreso y el Senado tienen potestad para emitir normas ante cualquier cuestión que afecta a más de un Estado. Pese a ser una federación, no hay una división tan estricta como la que se ha impuesto por la fuerza de los hechos en nuestro modelo autonómico.