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ANÁLISIS: Esto se acaba por Nicolás FERNÁNDEZ PICÓN

La Razón
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Llegamos al final de año. Las necesidades de calma en los mercados han pasado con apoyo, más tibio de lo que nos hubiera gustado, por parte de Europa. Se ha suavizado (no eliminado, como preferiríamos) la propuesta alemana que contemplaba la posibilidad de reestructuraciones de deuda soberana inmediata. Se trabajará en un modelo más próximo al del FMI, con más margen de maniobra.
En todo caso, mientras los mercados entiendan que el margen dejado a las reestructuraciones de deuda es relativamente elevado, los riesgos para las cotizaciones de la deuda periférica no descenderán significativamente. La clave serán las medidas de estos países, el examen continuo del mercado. En este sentido, el Gobierno reaccionó dándole al mercado parte de lo que necesitaba: más medidas de ajuste que deben continuar con la reforma de las pensiones y la reestructuración de las cajas.
Las palabras del BCE también ayudaron, indicando que sigue comprando deuda, aunque sin dar una cifra. Pareció suficiente para el mercado. Las compras ascendieron la semana pasada a 2.000 millones de euros, máximo desde junio, si bien cantidad aún muy inferior a las registradas al comienzo del programa en mayo. Con todo, antes de caer en la tentación de criticar por rácanas las compras del BCE, desde mediados de ese mes las compras acumuladas ascienden a cerca de 70.000 millones de euros. El equivalente a las compras de 75.000 millones de dólares al mes de la Fed serían unos 10.000 millones de euros en el caso del BCE, ritmo que casi se alcanzaría con lo hecho la semana pasada.
Los mensajes de estímulo han procedido también de EEUU. Primero fue el recordatorio de Bernanke, presidente de la Fed, de que, si fuera necesario, podría ampliar la QE2; después llegaría el mensaje más influyente de Obama: acuerdo con los republicanos para prorrogar dos años los recortes de impuestos de Bush y del pago de las cotizaciones laborales de las empresas, y prórroga de trece meses del subsidio de desempleo. En conjunto, se trata de un estímulo fiscal de un billón de dólares en los próximos dos años. Si se tiene en cuenta lo que parecía probable antes de la negociación, el estímulo se aproximaría a los 200.000 millones de dólares y podría suponer un mayor crecimiento.