América

Estados Unidos

La guerra de los mil millones

En Estados Unidos ya la llaman la guerra de los mil millones de dólares. La intervención de los gobiernos en el conflicto bélico en Libia ha sorprendido a sus poblaciones, que no paran de escuchar en boca de sus políticos palabras como «prima de riesgo», «recortes» o «paquete de estímulos».

DESCARGUE EL GRÁFICO COMPLETO EN CONTENIDOS RELACIONADOS
DESCARGUE EL GRÁFICO COMPLETO EN CONTENIDOS RELACIONADOSlarazon

Si en noviembre el partido del presidente de EE UU perdió las elecciones por «el excesivo déficit» y el «gran intervencionismo del Estado», y en febrero los británicos comenzaron a criticar a su ministro de Economía porque el endeudamiento en Reino Unido superó las estimaciones de los analistas y llegó a los 11.800 millones de libras (unos 17.806 millones de euros), desde el sábado pasado tienen un nuevo gasto que asumir: la operación «Odisea en el Amanecer».

 «El problema para establecer el cálculo es que no están claros los objetivos ni la duración», explica a LA RAZÓN Zack Cooper, analista especializado en defensa, que ha realizado junto a Todd Harrison un estudio desde el Centro de Evaluación Estratégica y Presupuestaria (CSBA).

En él se augura que podría llegar a costar mil millones de dólares si sólo se prolongara durante dos meses. Cooper explica además que es importante atender a «la magnitud del área a cubrir y a cómo de activa será la coalición en su lucha contra las fuerzas de Muamar Gadafi».

La zona de exclusión

Desde este «think tank» han comparado lo que costó el metro cuadrado de zonas de exclusión aérea en otros conflictos como el de la ex Yugoslavia o Irak y han ofrecido tres cantidades posibles. «Si la zona de exclusión aérea sólo llega hasta el paralelo 29 –es realmente el norte libio lo que interesa– tendrá un coste de 30-100 millones dólares a la semana». Hay que entender que primero se deben bombardear los radares y las baterías antiaréas, que Cooper valora en unos 400-800 millones de dólares. En el escenario más económico que plantea, el mayor ahorro reside en evitar este paso. «Cultural e históricamente EE UU siempre opta por establecer una zona de exclusión», explica Cooper que, antes de trabajar en CSBA lo hizo en el Pentágono. Aunque presagia que en este caso no hará falta que se aumente la exclusión aérea a todo el país.

En EE UU su análisis, aunque independiente, ha sido utilizado por la oposición para criticar a la Administración Obama. «Cada seis horas tenemos otros mil millones de dólares de déficit», indicó a AP el congresista republicano Roscoe Bartlett. Aun así, parece que finalmente EE UU no asumirá todos los gastos al compartir la misión con las potencias europeas. Miembros del «Tea Party» ya han recordado al presidente estadounidense que en el caso de necesitar un aumento del presupuesto deberá ser aprobado por el Congreso, donde no las tiene todas consigo. El goteo de vidas y dólares perdidos en Afganistán está demasiado cerca. Sólo en 2009, según data Prioridades Nacionales, del total de los impuestos recaudados, de cada dólar, 2 centavos van destinados a Educación mientras que 26,5 al gasto militar.

En Francia, que ha sacado pecho en este conflicto, los analistas indicaron a AFP que una hora de vuelo de un «Rafale» cuesta unos 13.000 euros, mientras que los «Mirage» unos 11.000. Eso sí, sin tener en cuenta el precio del carburante. Mientras, en Reino Unido rebajan el coste final de cara a la opinión pública, según su Ministerio de Defensa se hablará de «decenas de millones de libras y no de centenares». Los misiles británicos lanzados desde su submarino clase Trafalgar cuestan unos 919.000 euros.

En España, la ministra de Defensa, Carme Chacón, declaró esta semana el precio de la operación: 25 millones de euros en total: 10 millones durante un mes para garantizar la zona de exclusión aérea y 5 millones durante tres meses para la misión marítima. Sin embargo, como recuerda Cooper, todo podría elevarse, porque no se ha puesto fin ni fecha a este conflicto ni se han dado las bases de cuándo se pueden retirar los países. Se pregunta si la protección de la zona de exclusión aérea irá acompañada de medidas para asistir a los rebeldes y civiles libios y qué autorizaciones legales se requirán en un futuro.