Actualidad
Marlaska «derrota» a Bermúdez gracias a vocales «progresistas»
Al fiscal Antonio del Moral, nuevo juez del Supremo, también le apoyaron para su elección
Los vocales del grupo «conservador» del Consejo General del Poder Judicial se mostraban ayer exultantes con las designaciones de Antonio del Moral y de Fernando Grande-Marlaska como nuevo magistrado de la Sala Penal del Supremo y presidente la Sala Penal de la Audiencia Nacional, respectivamente.
El apoyo de varios vocales del sector «progresista» resultó determinante para el resultado final, toda vez que los vocales elegidos a propuesta del Partido Popular respaldaron «en bloque» a los candidatos en todas las votaciones necesarias hasta alcanzar la mayoría requerida.
De hecho, según informaron a LA RAZÓN fuentes próximas a este grupo, antes de que diera inicio el Pleno, hubo una reunión a la que asistieron la mayoría de los nueve vocales integrantes del mismo. Allí se debatió las posibilidades de cada uno de los candidatos que defendían esos consejeros, ya que algunos abogaban en un principio por respaldar a Teresa Palacio e incluso salió a relucir igualmente el nombre de Juan Pablo González. Sin embargo, finalmente coincidieron en que la opción de Grande-Marlaska era la que tenía más posibilidades de contar con el apoyo de vocales «progresistas», algo indispensable para que saliese adelante.
Con ese acuerdo del «grupo conservador» y sin reuniones previas con los vocales «progresistas», entraron en la sesión del pleno del órgano de gobierno de los jueces.
El primer debate se produjo con la vacante de la plaza de magistrado de la Sala Penal del Tribunal Supremo –aquella que se encarga de instruir y, en su caso, juzgar, a los aforados–, una situación que se prolongaba durante tres años y medio. De hecho fue «heredada» del anterior Consejo.
En las primeras rondas, ninguno de los candidatos lograba los 13 votos necesarios para la designación. La historia se repetía igual que en ocasiones anteriores. Sin embargo, en la cuarta y última votación, a los nueve vocales del grupo «conservador» y del presidente del Consejo, Carlos Dívar, se unían los «progresistas» Margarita Robles, Félix Azón y Carles Cruz, según aseguraron fuentes jurídicas. De esta forma, el todavía fiscal del Supremo Antonio del Moral pasará a formar parte como magistrado de la Sala Penal del citado tribunal. «Ha sido una magnífica elección, porque se trata de un brillante jurista, con un alto prestigio y muy querido y apreciado, tanto a nivel profesional como personal, por la mayoría del Supremo», coincidieron varios vocales en declaraciones a este periódico.
Repetición de la historia
El segundo candidato con más opciones, el catedrático de Derecho Penal Gonzalo Quintero ha obtuvo siete votos, procedentes del «grupo progresista».
Se entraba después en el debata para la presidencia de la Sala Penal de la Audiencia Nacional. Dos candidatos se jugaban el todo por el todo. Por un lado, Javier Gómez Bermúdez, quien aspiraba a la reelección apoyado por un grupo de vocales encabezado por José Manuel Gómez Benítez; y, por el otro, Grande-Marlaska, a quienes los «conservadores» tenían decidido votar en bloque. El vocal Claro José Fernández fue quien realizó la defensa del programa de Grande-Marlaska. Nadie más intervino y se pasó directamente a las votaciones.
En la primera de ellas, ninguno lograba los once votos necesarios. Sin embargo, en la segunda, Grande-Marlaska tuvo el apoyo de los nueve vocales elegidos a propuesta del PP y, además, de Margarita Robles y otro consejero «progresista» que, según las fuentes consultadas, podría ser nuevamente Félix Azón. Gómez Bermúdez logró el respaldo de nueve votos, entre ellos el del propio presidente del Consejo, Carlos Dívar, según las fuentes consultadas. Marlaska, que dejará su juzgado en poco más de un mes, adelantó ayer que luchará por «clarificar las competencias» del «buque insignia» de la Justicia española.
PERFIL
Trabajador, discreto y con mano izquierda
Fernando Grande-Marlaska (Bilbao, 1962) alcanza la Presidencia de la Sala de lo Penal ocho años después de llegar a la Audiencia Nacional. Lo hizo en mayo de 2004 para sustituir temporalmente al juez Guillermo Ruiz Polanco, pero esa interinidad, a la postre, no ha sido tal. La licencia de estudios solicitada por Baltasar Garzón le abrió las puertas para seguir en el tribunal una vez Santiago Pedraz se hizo con la plaza que había dejado vacante Ruiz Polanco. En un juzgado con tamaño brillo mediático, Grande-Marlaska muy pronto demostró que no se arrugaba ante situaciones peliagudas, enviando a prisión a Otegi, una decisión que le catapultó al escaparate público. A lo largo de estos años, Grande-Marlaska ha dado muestras de su gran capacidad de trabajo, de discreción y de su capacidad para ganarse el respeto de sus compañeros. Apasionado de la música clásica y las plantas, las mascotas nunca faltan en su casa. A lo largo de estos años ha tenido entre manos asuntos de gran calado, como la investigación del «chivatazo» a ETA, el procesamiento del etarra De Juana Chaos, el desmantelamiento de la cúpula de Segi (a la que calificó de «academia terrorista») y el «caso Yak-42», recientemente archivado.
¿Y si Gómez Bermúdez termina en el Juzgado de Garzón?
El futuro del todavía presidente de la Sala de lo Penal, Javier Gómez Bermúdez, es una incógnita. Cuando se haga efectivo el relevo en la Audiencia Nacional, el juez del 11-M puede seguir como magistrado de la Sala (en la actualidad está adscrito a la Sección Primera). Él no lo ve claro. «Es un derecho que tengo –aseguró ayer– tengo que pensar lo que haré, si me quedo o no me quedo o adopto alguna de las otras posibilidades que me concede la ley», informa Ep.
Pero la expulsión de la Carrera Judicial de Baltasar Garzón –que precisamente compitió con él por la Presidencia de la Sala de lo Penal hace ocho años– y el nombramiento de Grande-Marlaska pueden abrirle la puerta para seguir en la Audiencia, aunque como juez de instrucción. Ambas plazas saldrán a concurso y se adjudicarán por antigüedad. Según las fuentes consultadas, Gómez Bermúdez tendría posibilidades de adjudicarse una de ellas gracias a sus 25 años en ejercicio. Si se convirtiera en el sustituto definitivo de Garzón (ahora Ruz ocupa la plaza interinamente), instruiría entre otros el «caso Gürtel» y la investigación del «chivatazo» a ETA.
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