Estados Unidos
Al Qaeda se infiltra en Siria
La presencia de terroristas entre los rebeldes despierta el recelo de EE UU
El conflicto sirio está tan enquistado, –ya sólo se puede hablar de guerra civil–, que cualquier opción palidece en el horizonte. Tras la confirmación oficial de que Damasco posee un nutrido arsenal de armas químicas, las autoridades turcas han movilizado a la frontera con Siria un equipo de expertos en armas de destrucción masiva. Se trata del batallón de armas químicas del Ejército turco, que normalmente se encuentra en el oeste del país, y ahora parte de su personal ha sido enviado a la frontera.
El régimen sirio asegura que tiene protegidas sus reservas de armas químicas, y no las usará contra la oposición armada, pero los rebeldes manifestaron ayer que el Gobierno comenzó hace meses a trasladar sus armas químicas a los aeropuertos ubicados en territorios fronterizos. «Nosotros, en el comando conjunto del Ejército Sirio Libre (ESL) en el interior, sabemos perfectamente el lugar donde se encuentran esas armas y su posición», precisó el ejército rebelde en un comunicado, antes de agregar que «Asad trasladó algunas de esas armas y equipos para mezclar sustancias químicas hacia aeropuertos en la frontera». Desde que el régimen desveló que posee armas de destrucción masiva, mantiene en vilo a la comunidad internacional, inquieta por que pueda utilizarlas para una guerra química.
Tanto Estados Unidos como la Unión Europea e, incluso, Rusia han instado a Asad a abstenerse de utilizar este tipo de armamento. El problema principal es que se desconocen las dimensiones de sus reservas, debido a que Siria no ha firmado la Convención sobre Armas Químicas de 1992, que prohíbe su uso, producción y almacenamiento.
Pero el miedo a una guerra química no es el único desafío que presenta Siria. Cada vez son más los milicianos islamistas extranjeros que han entrado a formar parte del Ejército Libre de Siria. En esta guerra de guerrillas, expertos yihadistas iraquíes que han combatido contra el Ejército de Estados Unidos están enseñando a los sirios sus tácticas militares y la fabricación de los letales artefactos explosivos improvisados (IED), capaces de hacer saltar por los aires a un vehículo blindado. Fuentes gubernamentales iraquíes aseguran que los extremistas que operan en Siria, en muchos casos son los mismos yihadistas que lanzan ataques en territorio iraquí. «Estamos cien por cien seguros. Estamos en coordinación con la seguridad siria y los nombres coinciden con los que tienen las autoridades de Damasco, sobre todo en los últimos tres meses», aseguró un colaborador del primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, al diario «The New York Times». «El grupo de Al Qaeda que opera en Irak es el mismo que está operando en Siria», insistió la fuente.
Analistas de Inteligencia aseguran que las dos filiales de Al Qaeda que operan en Siria son las brigadas de Abdullah Azzam y la brigada del mártir Barra Ibn Malik.
En el frente militar, las fuerzas gubernamentales han recuperado la mayor parte de Damasco, después de una semana de intensos combates con los rebeldes, quienes permanecen en la ciudad, pero están planeando una estrategia de la guerrilla. Las tropas de Asad bombardearon ayer con fuego de artillería el barrio periférico de Al Tel, el único que sigue aún bajo el control de las fuerzas rebeldes.
Ataques contra civiles
La mayor operación del régimen se ha centrado ahora en la ciudad de Alepo, que por sexto día consecutivo está sometida a intensos bombardeos desde tanques y aviones de combates, y a fieros enfrentamientos entre el Ejército sirio y los rebeldes en las calles del centro económico sirio. Por su parte, los comités de coordinación locales denunciaron que helicópteros artillados dispararon contra la población civil de los barrios de Qadi Askar, Bab al Hadid, Al Katergi y Karam al Jabal. Un portavoz rebelde dijo que un «gran número» de las fuerzas del régimen había sido trasladado de la provincia noroccidental de Idlib para luchar en Alepo.
La batalla por Alepo es crucial y de ella dependerá, en gran medida, la victoria de los rebeldes. El régimen no puede permitirse perder esta estratégica ciudad, capital económica del país, porque supondría el final de su supervivencia.
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