Lisboa
Curiosas situaciones
Ojeaba el domingo los periódicos, instalado a pleno sol, con el aperitivo correspondiente, y en ese estado de bienestar, de pronto veo una foto donde aparece Miguel Bosé, vestido con el traje típico asturiano y besando intensamente un enorme nabo. Me refiero claro está al nabo campero. No sé si calificarlo así será enredar más, ya saben, al vegetal. El titular daba para bastante morbo, «he comido muchos nabos en mi vida». Esto puesto en la boca de Bosé, todavía deja la noticia más al borde del erotismo. Luego leyendo el texto te enteras que el cantante ha sido nombrado cofrade mayor de la cofradía del nabo de Morcín. El premio lleva acompañada la obligación de defender y promocionar las bondades de los buenos nabos. La tarea no deja de ser un tanto violenta, sobre todo porque hay gente muy malísima que puede hacer más chistes que el mismísimo Paco Gandía. Ya instalado en lo curioso, marcho a Portugal. Ya saben que el país hermano ocupa los primeros lugares en las cuestiones del déficit y la maldita prima disparada. Hay que reconocer que España se encuentra en puestos muy destacados en tan infame ranking. Con esta situación, el presidente portugués, queriendo olvidar sus pesares, ha aceptado con sumo gusto figurar en la galería de jefes de estado del museo de cera de Madrid. Del que algunos dicen que las figuras y el original no tienen ningún parecido, lo que decía antes, gente malísima. Sigamos en Lisboa. A tal ciudad viajaron representantes del museo, entre ellos la persona que realiza las figuras, que le tomó todas las medidas, que son ganas de medidas, con las muchas que le ha impuesto la Unión Europea y las que ha tenido que decretar su propio Gobierno. Parece como si se tuviera una adicción a las medidas. También es una especie de metáfora sobre la fugacidad de la cera, a la que el fuego derrite con la misma fuerza que las economías turbulentas devoran los votos en las elecciones. Al menos los temas de hoy son relajados y curiosos.
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