Ministerio de Justicia
Apoyamos la construcción de puentes entre personas por Emilia Iglesias Ortuño
El 21 de enero celebramos el Día de la Mediación, por eso tenemos a bien rendir un homenaje a este proceso considerado como una verdadera transformación cultural necesaria para el siglo XXI. Las personas recurrimos al Sistema Judicial para gestionar situaciones conflictivas como las producidas tras un divorcio, el reparto de herencias, las relaciones de vecindad, las laborales o las que se derivan del consumo o incluso cuando tenemos problemas con nuestros médicos. Lo hacemos con el convencimiento de que es el proceso correcto para resolverlos. En determinados casos la Judicial ofrece una respuesta eficaz, pero en otros, la eficacia queda cuestionada por la lentitud de sus procedimientos y las consecuencias de los mismos, produciendo en múltiples ocasiones frustración y un mayor desgaste emocionalmente. A esto hay que añadir que el Sistema Judicial está saturado con todo tipo de controversias, que en la mayoría de los casos se podrían gestionar a través de vías alternativas más adecuadas, como es el caso de la Mediación.
El concepto de Mediación a nivel intuitivo es fácil de entender, pero difícil de sintetizar en una definición unánime. Se trata de un proceso de resolución pacífica de conflictos en el que las personas aprenden a gestionar de forma positiva sus diferencias y son capaces de trabajar conjuntamente, ante una persona imparcial, el mediador, para encontrar soluciones eficaces de mutuo acuerdo. La voluntariedad y el protagonismo de las personas es imprescindible, mientras los mediadores, sin poder de decisión, se ocupan de posibilitar una comunicación eficaz, casi siempre interrumpida, para abordar los verdaderos intereses subyacentes en todo conflicto. Se legitima a los actores en sus pretensiones, se les responsabiliza de sus acuerdos. El mediador por tanto, es un agente regulador de la comunicación, y genera el clima de confianza necesario en la resolución de las controversias. La gran novedad que nos ofrece la Mediación, en oposición al Sistema Judicial, es la de superar la idea de la confrontación «yo gano, tu pierdes», en la que para ganar uno ha de perder el otro, y sustenta la idea de la cooperación «yo gano y tu también», en la que todos llegan a la satisfacción de sus intereses.
Esta metodología aparece en Estados Unidos de América, en los años setenta, durante la administración Carter, que impulsó la creación de los primeros centros de justicia vecinal, denominados «programas de mediación comunitaria». Ante el éxito, estos programas se extendieron con rapidez por todo el mundo.
A España llega a finales de la década de los ochenta, siendo en los 90 cuando se desarrollan numerosos proyectos innovadores a pequeña escala. En el año 2006 se obtienen los primeros datos satisfactorios aportados por el Proyecto Piloto del Consejo General del Poder Judicial para la Implantación de la Mediación en los Juzgados, esto supone un gran respaldo en su difusión y propicia numerosas experiencias, investigaciones, estudios, y proyectos de formación. En la actualidad, la Mediación en España se ha introducido en múltiples ámbitos.
Respecto a nuestra Región, la Mediación se ha ido desarrollando con tímidos pasos, pero seguros. No debemos olvidar que importantes pioneros de la mediación en España, como el psicólogo Antonio Coy o el magistrado Pascual Ortuño, iniciaron aquí su andadura, en el ámbito de la mediación familiar, o que la Universidad de Murcia fue la primera en ofertar el Máster Oficial de Mediación y los estudios de doctorado en esta materia. Del mismo modo hay que hacer referencia a la existencia de proyectos de mediación familiar, intergeneracional, intercultural y escolar impulsados por diversas asociaciones, la mayoría de ellas integradas actualmente, en la Asociación Murciana de Mediadores, con el objetivo de difundir y ofrecer a la ciudadanía esta alternativa.
Emilia Iglesias Ortuño
Mediadora murciana
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