Crisis del PSOE

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La Razón
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El congreso socialista se acerca. Este fin de semana se elige un buen número de delegados que, a buen seguro, empezarán a clarificar el panorama. Dos candidatos siguen en liza y un tercero se está autoproponiendo pero todavía no ha salido del armario. Rubalcaba y Chacón están en plena maratón de reuniones con afiliados. El «tapado» se limita a contactar con periodistas para explicar las bondades de su alternativa. Los afiliados, los delegados, desconocen su existencia. Quizás sólo su amigo Bono y sus más allegados de Toledo. El resto del universo socialista está en la inopia, aunque algunos partidarios de Rubalcaba ven en García-Page una alternativa a su deteriorado candidato. Algunos rubalcabistas ya dicen, sin ambages, que Rubalcaba es un tapón a sus aspiraciones. Cada día que pasa, empeora. Ha perdido frescura. Aparece cansado, demacrado. Además, como se rodea de jóvenes todavía parece más viejo. Transmite abatimiento, preocupación. Sin embargo, Chacón cada día está más exultante. También se rodea de jóvenes, y ella parece una más. Transpira fuerza, ilusión, coraje. Hace días un buen amigo me decía: mira, lo de Chacón puede salir mal. Es todo un experimento. Rubalcaba, en cambio, no tiene secretos. Saldrá mal seguro. Los ciudadanos, en las elecciones, lo dijeron alto y claro: Rubalcaba no. Parafraseando a Susanna Griso soy una mosca cojonera que no calla ni debajo del agua. Sin embargo, escuchaba con el convencimiento de que mi amigo tenía razón. Me preguntaba ¿si todo se hizo tan bien, por qué los electores giraron la espalda a los socialistas? ¿La crisis fue la única culpable? ¿El candidato no tenía déficit? Chacón es una incógnita, ciertamente, pero Rubalcaba es más de lo mismo. Y lo mismo no lo quieren los ciudadanos.