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Guerra entre el Consistorio y la Junta por los usos de la fábrica de artillería

El Ayuntamiento defiende que acoja la Gerencia y Cultura rechaza la idea

La Razón
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Sevilla- Los futuros usos de la fábrica de artillería vuelven a ser objeto de polémica. Si el pasado jueves el delegado provincial de Cultura, Bernardo Bueno, ponía objeciones a la idea del Ayuntamiento de ubicar en el recinto la Gerencia de Urbanismo –dijo que el PP «incumple sus propias propuestas en materia de cultura»–, ayer la delegada municipal del ramo, María del Mar Sánchez Estrella, defendió los planes del Consistorio y arremetió contra la Junta enumerando sus «numerosos» edificios patrimoniales que acogen usos administrativos.
«No entiendo por qué se rasga las vestiduras», insistió Sánchez Estrella, no sin antes recordar que el palacio de San Telmo, el de Altamira, el de la calle Levíes o el de la plaza de la Contratación, de alto nivel patrimonial, también acogen usos administrativos de la Junta.
Sin desvelar todavía los detalles de la operación –el edificio está declarado Bien de Interés Cultural y tiene 20.000 metros cuadrados de superficie–, señaló que «se está estudiando el asunto para hacer un proyecto global». No obstante, Sánchez Estrella precisó que la inclusión de usos administrativos «no excluye otros usos culturales, sociales o expositivos». Incluso avanzó que la superficie disponible se podría multiplicar planteando otras dependencias en altura, un extremo que está todavía por concretar.
La idea de que la fábrica de artillería acoja usos culturales ya fue planteada por el alcalde, Juan Ignacio Zoido, durante la campaña electoral. Sin menospreciar esta propuesta, el Consistorio también sugirió que el complejo podría albergar el material y vehículos del parque central de bomberos, anexo al edificio, mientras se lleva a cabo la reforma del mismo. Esta propuesta contaría con el visto bueno de Urbanismo.
Los empresarios turísticos también se han fijado en el edificio, construido en 1782 y declarado Bien de Interés Cultural. El sector planteó su reforma y adaptación para albergar congresos y encuentros empresariales, dadas sus grandes dimensiones y cercanía con el casco histórico. Sin embargo, la próxima apertura de Fibes, que tendrá un auditorio con capacidad para más de 3.000 personas, es un motivo más que suficiente para que los responsables municipales desestimen la idea.