Adif
Bibi en pruebas
Zapatero inventó para Bibi un Ministerio en pruebas, con juegos de simulación, proyectos virtuales y una tutora personal que, siendo además vicepresidenta del Gobierno, mantiene siempre abierto su teléfono, como un médico de guardia. Ante las lagunas de la alumna, el Gobierno es una academia de CCC. Y, aún así, a Aído caben atribuirle dos méritos, acordes con la impronta caótica de Zapatero: esquiva / aleja los problemas reales e introduce en el debate otros, artificiales, en los que suda hasta inflarlos. Ella misma es un ir y venir hacia ningún sitio. En expresión castiza, no la veremos remangarse porque su fórmula consiste en, llegado el caso, invocar a la denuncia a las mujeres maltratadas sin preguntarse que si éstas no denuncian es en parte porque su atolondrada excelencia no la dota de cobertura suficiente ni les da seguridad para creer que puedan sacudirse a su agresor con garantías. De súbito la humillación marroquí de las policías españolas de Melilla la ha quebrado como la ministra Lladró que es. Ha quedado al descubierto que su impostada defensa de los valores (igualdad, tolerancia) que la sostienen en el Ministerio no es un leitmotiv universal sino un cebo electorero. Una táctica de consumo interno que ni habla idiomas ni pasa fronteras. No extraña que se haya conformado con poner un fax a los medios en el que dice: «Es intolerable». Ya. ¿Y?
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