Génova
El PP renovará la dirección en el congreso de febrero
El PP compara los resultados electorales del domingo con un vuelco similar al que protagonizó el PSOE en 1986. Pero en el Comité Ejecutivo que ayer se celebró en Génova Rajoy dejó poco margen para deleitarse en la autocomplacencia.
MADRID- Varios de los asistentes confirmaron a LA RAZÓN que su balance electoral fue una mera «pincelada», sobre la que impuso la responsabilidad del presidente del Gobierno que tiene que liderar a España ante su mayor encrucijada. «Ahora lo que toca es el futuro», sentenció.
En clave interna, a su manera también advirtió a los suyos de que ahora saldrán quinielas y especulaciones sobre su equipo, pero que él tomará las decisiones y las anunciará cuanto toque, y por tanto, lo demás no tiene ningún valor.
Para afrontar esta difícil Legislatura Rajoy se apoyará en tres pilares: su Gobierno, el grupo parlamentario y el partido. Y la recolocación de las piezas en ese tablero le lleva a acelerar la convocatoria del Congreso Nacional del PP que debería haberse celebrado en otoño, pero que podría haber esperado hasta verano.
De ese Congreso saldrá una nueva dirección del partido ajustada a los nuevos tiempos en la oposición. Hay que tener en cuenta que el grueso de su comité de dirección le acompañará al Ejecutivo, por lo que ese cónclave no será ideológico sino de carácter puramente orgánico. Pero en la decisión de convocarlo con tanta premura pesa otro factor muy importante: el objetivo de utilizarlo como plataforma desde la que lanzar la ofensiva final para llevar el «cambio» a Andalucía. Por eso se celebrará en esa comunidad y antes de las elecciones autonómicas, en las que el PP confía en materializar el «asalto» a la Junta a la vista de los buenísimos resultados del domingo.
El Comité Ejecutivo de ayer no alcanzó las expectativas que se habían generado en cuanto al alcance del discurso de Rajoy, pero dejó una imagen que no se veía en Génova desde septiembre de 2003. El ex presidente José María Aznar volvió a una reunión interna de su partido e intervino en la misma para pedir a los suyos que ante una situación como ésta le ofrezcan a Rajoy aún más apoyo si cabe del que le dieron en su día a él. El presidente de FAES dejó claro que no tiene la intención de seguir asistiendo a las reuniones internas, lo que podría interpretarse como una interferencia, y que su visita había sido tan excepcional como las circunstancias. Ayer ya se cuidó de que su discurso no resultase una intervención paralela a la del «número uno».
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