Berlín
Ultimátum de Merkel: recortes o quita
La canciller dice que España «necesita hacer algo más» pero Salgado no lo considera una nueva exigencia
Tras un sinfín de cumbres en falso y conclusiones de fogueo, la UE empezó ayer a ver una salida a la crisis del euro, estando cada vez más cerca de una solución final para Grecia, un nuevo fortalecimiento del sistema bancario y, sobre todo, el refuerzo definitivo del fondo de rescate europeo para blindar a Italia y España. Pero, a cambio, el presidente José Luis Rodríguez Zapatero y su homólogo italiano, Silvio Berlusconi, sufrieron de nuevo la presión de los jerarcas europeos para exigirles más compromisos.
Según confirmaron a Reuters portavoces europeos, Zapatero tenía previsto reunirse con los primeros espadas de la eurozona ayer por la noche, antes de la cumbre de hoy con el resto de líderes de la Unión, algo que Moncloa negó hasta el cierre de esta edición. Se espera que la canciller alemana, Angela Merkel, pida nuevos esfuerzos a Madrid y Roma a cambio de levantar su oposición a la participación del BCE en el fondo a través de créditos ilimitados, una opción en torno a la que Francia logró cuajar una mayoría, y que hasta última hora se atragantaba a los propios alemanes, holandeses, finlandeses, además del propio BCE. Aunque la vicepresidenta Elena Salgado rechazó rotundamente el viernes nuevos ajustes, Merkel avisó ayer, antes de volar a Bruselas, que «España ya ha hecho mucho, pero probablemente debe hacer más para recuperar la confianza de los mercados».
Cambio de piezas
Respecto a la quita de la deuda española, de algo menos del 5%, España se mostró partidaria de ceder frente a Bruselas, a cambio de que la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés) incluya como capital principal del sector financiero las provisiones genéricas que rechazó en los segundos test de estrés.
Tras las declaraciones de Merkel, Salgado negó que Alemania exija medidas de ajuste adicional a España para rebajar su déficit y aclaró que lo que se le pide es que continúe su esfuerzo de consolidación fiscal.
Los ministros de Finanzas de la UE empezaron a salvar las distancias en torno al plan maestro de tres pilares por el que pasa la solución definitiva a la tormenta financiera. Tras una primera discusión el viernes, el acuerdo se consolidó en torno al impago de la deuda griega del 50%, que sufrirán los inversores privados para hacer sostenible la economía del país.
De esta manera, se busca poner punto y final a la crisis de Grecia que ha llevado al euro contra las cuerdas desde hace un año y medio, y que arrastró también a Irlanda y Portugal al rescate por parte de la UE, y ha puesto en la diana a España e Italia.
Para amortiguar el impacto de esta quiebra helena controlada sobre el sistema bancario europeo, los responsables de Finanzas discutieron la recapitalización de la banca considerada «sistémica» de la UE, y los criterios que se aplicarán para calcular la cuenta.
Pero los 17 socios del euro saben que no se dará carpetazo a la crisis hasta que no se dé la credibilidad suficiente al fondo de rescate europeo, frente a la especulación de los inversores financieros. Tras un aumento de sus garantías hasta los 440.000 millones de euros y un aumento de sus facultades, esta llamada Facilidad Europea para la Estabilidad Financiera (FEEF), continua sin disuadir a unos mercados que, a las puertas de una nueva recesión, vuelven a ver el flanco vulnerable en España, y sobre todo Italia.
Para crear un cortafuegos definitivo, Francia defiende convertir el FEEF en entidad bancaria para que pueda recibir préstamos ilimitados del BCE, lo que crearía un escudo inquebrantable que, al mismo tiempo, apagaría las llamas antes de que sufra una rebaja de su solvencia y su sistema bancario se contagie. Esta solución definitiva se le atraganta a Berlín y al propio BCE. En su lugar, Alemania ha defendido usar el FEEF para garantizar hasta un 20% de la deuda emitida por los Estados en apuros, lo que multiplicaría por cinco su capacidad hasta el billón de euros.
No obstante, los alemanes han reconocido que esta cantidad no sería suficiente para cubrir totalmente a España (con una deuda de 641.000 millones de euros) e Italia (1,8 billones), por lo que ayer usó la ingeniería financiera para proponer un aumento de su capacidad sin incluir al BCE. Para ello, sugirió crear un instrumento que podría captar más recursos a través de fondos de inversores privados.
Sin embargo, el truco no sedujo a casi nadie. Francia contraatacó en la trastienda hasta reunir el apoyo de la mayoría para incluir al BCE, una solución compleja que los jefes de Estado perfilarán hasta el miércoles. Los líderes parecieron ayer estar más cerca de superar la pesadilla del euro.
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