Burgos
Cavendish insiste
El británico Mark Cavendish (HTC) se impuso al sprint en la decimotercera etapa de la Vuelta disputada a través de 196 kilómetros entre Rincón de Soto y Burgos mientras que Igor Antón (Euskaltel) conserva el maillot rojo de líder de la general.
«Vuelve a apostar por mí», decía Mark Cavendish en la mañana de ayer a una periodista. Le costó encontrar la victoria en la Vuelta, pero ayer estaba convencido de que volvería a ser el primero. Seguro de sus posibilidades y las de su lanzador, Goss, que le llevó hasta la victoria en Lérida y volvió a hacerlo ayer.
No le sobró tanto al británico como en su primera victoria, pero tenía la ventaja suficiente para celebrarlo. Hizo una especie de caballito sobre la línea de meta, con las dos ruedas en el aire. Un insulto, dicen algunos. Un homenaje a sus patrocinadores, dice el esprínter.
Pero nunca parece contento Cavendish. Su compañero, Goss, le hace todo el trabajo, pone el ritmo para eliminar a sus rivales. Pero el ganador de ayer se queja de que es demasiado pequeño. «Cuesta seguir su rueda», dice.
Sin embargo, Goss le ha llevado hasta el triunfo dos días consecutivos. Tenía que aprovechar Cavendish para ganar ayer. Queda casi una semana para que llegue su siguiente oportunidad. En Salamanca. Lo que llega ahora es la guerra de verdad, la batalla en la que los favoritos deciden quién está eliminado y con qué publicidad hay que decorar el maillot rojo. Tres finales en alto y la contrarreloj de Peñafiel después de un día de descanso, que para alguno será una angustia.
«Hoy empieza la Vuelta», dice Xavi Tondo. «Hasta ahora sólo han sido fuegos artificiales», asegura. «Hay 15 corredores con posibilidades», añade. Hoy, con el final en Peña Cabarga, un puerto corto y explosivo, de esos que le van a Purito Rodríguez, alguno de esos 15 dejará de pensar en Madrid.
«Si tengo fuerzas, intentaré atacar, si no, me procuraré mantener la ventaja que tengo», dice el líder, Igor Antón. La idea de Antón y de su equipo, Euskaltel, es que su diferencia crezca antes de la contrarreloj, la etapa que más teme. «Los segundos que tengo ahora son insuficientes, sobre todo contra Nibali y contra Tondo», advierte.
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