África

El Cairo

El Ejército amenaza con actuar si no cesa el caos

Las protestas se extienden por varias ciudades egipcias con el apoyo de empleados públicos, que han iniciado paros en sectores clave 

Reuters
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Después de haber ocupado el corazón de El Cairo, los manifestantes anti Mubarak han conseguido llegar hasta las puertas del Parlamento, a poca distancia del campamento base de la plaza de Tahrir. Decenas de personas ya estaban acampadas ayer frente a la Asamblea del Pueblo y muchas más tienen planeado hacerlo, imitando a los miles de manifestantes que duermen desde hace más de una semana en Tahrir, que está demostrando ser una estrategia ganadora para los manifestantes. El Ejército, que custodia todo el centro de la capital, les ha permitido empezar a establecerse junto al Parlamento, donde ya hay tiendas de campaña y muchos hombres con mantas, que aseguran que no se marcharán hasta que Mubarak se vaya y, además, caiga todo el régimen, incluido el vicepresidente Omar Suleiman, tal y como dijo Abdelaziz, un estudiante universitario que se disponía a pasar su primera noche a la intemperie.

El ministro egipcio de Asuntos Exteriores, Ahmed Abul Gheit, advirtió de que el Ejército podría intervenir si hay caos en el país, en una entrevista transmitida hoy por el canal por satélite emiratí Al Arabiya. Abul Gheit subrayó que hay que preservar la Constitución hasta que ésta se modifique para proteger a Egipto «de algunos aventureros o personalidades».
Esto no hace más que confirmar lo que Suleiman ya advirtió en una reunión prácticamente secreta con los directores de todos los periódicos nacionales. En ella dijo que podría haber un golpe de Estado si los manifestantes no aceptaban negociar con el Gobierno, que está ofreciendo reformas graduales, pero siempre en el marco del actual sistema y bajo la supervisión de Mubarak.

La mano derecha del presidente no especificó si el Ejército podría intervenir a favor del pueblo, sacando a Mubarak del poder, o llevando a cabo una matanza en Tahrir para poner así fin a esta crisis. Suleiman también advirtió de que el Gobierno no iba a tolerar durante mucho más tiempo las protestas, que después de 16 días siguen creciendo y se extienden a los rincones más remotos del país. La revolución ha llegado incluso al desierto, al Oasis de Jarga, en el oeste de Egipto, desde donde llegan noticias de al menos 4 muertos y decenas de heridos en enfrentamientos entre pocos miles de manifestantes y la Policía, que habría disparado fuego real contra ellos. Un habitante de la zona relató a LA RAZÓN que los habitantes de los oasis han empezado su propia revolución en contra de la corrupción que impera en la región, donde los representantes del Gobierno actúan con impunidad amparados por el aislamiento y la lejanía, al igual que ocurrió en los incidentes de ayer, a los que la prensa no tuvo acceso.
Mientras, en un nuevo impulso a las revueltas, los obreros también se han echado a las calles en todo Egipto: 20.000 trabajadores habrían hecho huelga ayer, un pequeño número en un país de 80 millones de personas, pero muy simbólico, sobre todo por el apoyo de los empleados estatales de sectores claves para la economía egipcia como el energético y el Canal de Suez.

Éste es una de las principales fuentes de ingresos de Egipto y 6.000 de sus trabajadores no acudieron ayer a sus puestos de trabajo en las ciudades de Suez e Ismailiya, así como 5.000 empleados de la empresa estatal de telefonía, Egypt Telecom, que marcharon por las calles de El Cairo. Los obreros piden mejoras de sus condiciones laborales y expresan además su solidaridad con los jóvenes de Tahrir, pidiendo también el fin de este régimen corrupto que ha expoliado las riquezas del país, dejando que el 40% de su pueblo viva en la pobreza.
Mohamed Hady, de 24 años, era empleado del Ministerio de Asuntos Sociales y recibía un salario de 300 libras (unos 40 euros) al mes. Ahora le han despedido por acudir a las manifestaciones, pero asegura que no se preocupa por el futuro, sino por estar viviendo este momento histórico: «Podemos decir que los jóvenes estamos cambiando Egipto».


Las próximas protestas en el Magreb

ARGELIA: Este sábado, el CNCD –un colectivo que agrupo a sindicatos, ONG y partidos laicos– ha convocado una gran manifestación en Argel (que ha sido prohibida por el Gobierno) para exigir la caída del régimen.
LIBIA: Colectivos opositores celebrarán el próximo 17 de febrero una protesta promovida por Twitter. La fecha coincide con el aniversario de una revuelta estudiantil contra el régimen de Gadafi.
MARRUECOS: La manifestación convocada por blogueros el día 20 pedirá que el país se convierta en una «democracia real» y que el «Rey reine pero no gobierne».