Sevilla

OPINIÓN: Dos domingos: tenis y Rocío

La Razón
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Especie de ritual salvaje, mezcla de los patatús místicos de las cantantes de «spirituals» de Harlem y el paroxismo fanático del entierro de Jomeini. Más esa uniformidad paramilitar en las camisas de los almonteños, inquietante Waffen Weissetaube sin instancia superior en la madrugada de Pentecostés. Dos salvedades principales: además de poner en peligro un valioso patrimonio artístico-cultural, proveen de munición a los numerosos enemigos de la Fe y de la Iglesia. Un alcalde del siglo XXI, precisamente al día siguiente de presumir sin complejos de sus convicciones religiosas, no tiene mucho que resolver en semejante kermés. Casi tan poco como en Roland Garros. La búsqueda obsesiva de la foto debió concluir el 20 de mayo. Ha llegado la hora de hacer, no de parecer. Así lo mandó, masivamente, el libérrimo voto ciudadano.