Huelva

«Pensaíto» El Cid y la suerte

El sevillano cortó una oreja del toro bueno de la tarde de Pereda Huelva. Primera de la Feria de las Colombinas. Se lidiaron toros de José Luis Pereda y La Dehesilla (6º). El 1º, noble, dulce, abriéndose en la muleta y con amagos de rajarse; el 4º, gran toro que humilló y transmitió; 2º y 3º, nobles pero descompuestos y sin fondo; el 5º, deslucido; y el 6º, informal y a menos. Tres cuartos de entrada. - El Cid, de tabaco y oro, pinchazo, buena estocada (saludos); estocada baja, estocada caída (oreja). - Iván Fandiño, de verde y oro, estocada, tres descabellos (silencio); estocada (silencio).- Daniel Luque, de burdeos y oro, estocada, dos descabellos (silencio); pinchazo, estocada (silencio).

El Cid ejecuta un derechazo, ayer, en Huelva
El Cid ejecuta un derechazo, ayer, en Huelvalarazon

«Pensaíto» era toro para despejar dudas. El melocotón de Pereda puso la cara abajo desde el principio y cuando llegó la hora de la muleta, más, con los bríos intactos y alargando el muletazo casi sin la tela. A El Cid le tocó en cuarto lugar y lo lució sobre todo por el derecho, donde encontró la ligazón y el temple. No le tropezó el engaño. Fue faena limpia aunque por el izquierdo no acabó de acompasarse con la largura y la profundidad del viaje del toro. Belleza tuvo el remate de faena y abajo se le fueron las dos estocadas que dejaron el asunto en un trofeo. Y mucho antes se había desmonterado El Boni tras dos buenos pares de banderillas. Su primero, de El Cid, claro, tuvo nobleza para regalar, queriendo rajarse, embistiendo por fuera y con calidad. Imprimió suavidad al trasteo El Cid sin más alcance. Buen lote se llevó el torero de Salteras. El de la tarde.

Tres cuartos largos de entrada registró el coso de La Merced en la antesala del gran día, grandes días nos esperan. La corrida de Pereda salió noble, también justita y sosa, sin acabar de entregarse. Con un gran cuarto, ya contado, y un noble primero que se abría una barbaridad.

Fandiño hizo un quite por tafalleras sin enmendarse en el quinto. Después el toro tuvo las fuerzas cogidas por hilos y acudió con media embestida al engaño y sin humillar. Aplomo y seriedad en un trasteo complicado de comunicar. No había más. El segundo, descompuesto y deslucido le puso en similar tesitura.

Al tercero le costaba viajar en el primer encuentro: mironcete y de poca transmisión. A su aire le tejió Daniel Luque las primeras tandas; si le apretaba, menos quería aún.

Caía la noche cuando Luque brindó el sexto de La Dehesilla. Rebrincado, muy informal, iba y venía en la muleta aun así. Luque plantó faena por ambas manos, pero en realidad la noche había caído mucho antes.

Hoy, Morante-José Tomás. Y el cartel de «No hay billetes». Privilegiados ojos.