Una noche de fiesta

La crisis no ha podido con las ganas del Teatro de la Maestranza y la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla por celebrar sus primeros veinte años de vida. El recorrido no ha sido fácil, como se encargan de recordar los muchos testimonios recogidos en el espléndido libro escrito para la ocasión por el catedrático y crítico Ramón Serrera y los periodistas Juan María Rodríguez y Juan Luis Pavón, bajo diseño de Manuel Ortiz y editado por el teatro y la orquesta con coordinación de Rocío Castro. Pedro Halffter estuvo muy acertado al reconocer que la clave de estos años ha sido la vinculación lograda entre las instituciones y su público. Fueron palabras dichas con sutilidad pero de cuya realidad, marcada por la comunión entre sala, foso y escenario con las larguísnimas ovaciones finales y las entusiastas palmas coreando el brindis de "Traviata", no habrán tenido más remedio que tomar nota las autoridades asistentes y habrán de echar mano a estos apuntes a la hora de tratar futuras cuestiones presupuestarias. Estaban todos en la fiesta, con una amplísima representación de la vida cultural y social española. Desde la Ministra de Cultura a los grandes aficionados sevillanos como García Casa, Cortines o Ayarra, pasando por la misma Duquesa de Alba o los directores del Liceo y Real. El mismo planteamiento artístico y emotivo se trasladó a una segunda función de menor protocolo.

Se pensó hace tiempo ofrecer la "Atlántida"completa en versión escénica pero, al margen de un costo actualmente inasumible, tampoco es obra adecuada para un festejo. De aquella idea quedó la suite interpretada en la primera parte. Unos treinta minutos con fragmentos bien elegido en los que Pedro Halffter mostró contención y finura. Raquel Lojendio cantó muy bien el "Sueño de Isabel"y María José Montiel Lucio esa voz grande, llena y hermosínima, bien administrada, que nuestros principales teatros se empeñan en no aprovechar. Aún hay quien arrebata en la Bastilla y no tiene ocasión de hacerlo en el Real. Tras la seriedad de Falla vino bien la exuberancia sonora de esa "Carmina Burana"cuyos textos encajan con una celebración. Ángel Ódena aportó entrega y buen hacer, Jordi Domènech resolvió con desenvoltura la parte del contatenor y Mariola Cantarero se lució en sus sobreagudos, incluso filados. Apoyaron el éxito el Coro Nacional de España, el de la A.A. Del Teatro y la escolanía de niños de Los Palacios bajo la batuta de un Pedro Halffter que sabe cómo hay que plantear las versiones para estas ocasiones especiales en las que la calidad se da por descontada porque lo que importa es la celebración y, por tanto, conectar el público. Todos lo lograron para alcanzar una noche de auténtica fiesta.