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Responsabilidad por Cristina López Schlichting

La Razón
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No hay derecho. Lo ocurrido en Francia con este empresario sinvergüenza y sus prótesis de silicona industrial nos recuerda a la colza o a las vacas locas. Aceite barato o pienso de origen animal para los bóvidos fueron la causa de la muerte de muchas personas. Cuántas veces la codicia nos lleva a procurar la desgracia ajena. En plena crisis conviene pararse a pensarlo. Porque quien más quien menos tendrá tentaciones. Los industriales, de abaratar costes con materias primas de baja calidad. Los médicos, con prótesis dudosas. Los responsables de limpieza, con productos inseguros. Los agricultores, con abonos inadecuados. Y así sucesivamente. Y no nos podemos quedar en el orden material. Un robo por parte de un político puede llevar a la miseria a cientos, miles de personas. Una falta de comprobación de las fuentes por parte de un periodista puede desencadenar la difamación de un inocente. Una falta de diligencia de un policía, permitir que un crimen quede impune. Una mala enseñanza de un maestro, motivar la inadecuada formación del alumno.
La vida nos implica en una delicadísima red de complicidades. Cada tarea compromete la salud, integridad, estabilidad de otros. Tomar conciencia de ello implica un peso, pero también la posibilidad del deber cumplido y de colaborar en el bien de todos. Es la responsabilidad del trabajo, tan hermosa y tan importante. Del egoísmo de un señor se derivan ahora los desvelos y el sufrimiento de, entre otras, casi 20.000 mujeres españolas. Sólo pensarlo da escalofríos.