Francia
Surcar el cielo en la suite más lujosa
Mientras en clase turista las compañías aéreas quieren reducir gastos a toda costa y el entretenimiento ocupa cada vez más el lugar del confort, el concepto de las grandes compañías asiáticas de exclusivas primeras clases reaparece en Europa. Es el diseño del A-380
Miles de personas viajan cada día en avión y la mayor parte de aquellos que lo hacen en clase turista habrá notado que los espacios y los asientos recuerdan cada vez más a los viejos autocares de línea. Unos pocos, bien por suerte y overbooking o por la generosidad de su empresa, prueban la comodidad de la clase business. Pero existe otra realidad, desconocida para el gran público y accesible a escasos privilegiados, que tienen el dinero suficiente para permitirse un viaje placentero en una minisuite en súper primera clase. Sólo un ejemplo, el precio de un billete en clase business es de media cuatro veces más caro.
Las compañías expertas en estas clases de lujo son las asiáticas (Singapore Airlines) y las de Medio Oriente (Emirates); las primeras en crear la idea de minisuite, espacios pensados para ejecutivos o diplomáticos que, además de necesitar descansar entre reunión y reunión, quieran exclusividad y privacidad para sus asuntos. En Europa es mucho menos frecuente este lujo; de hecho, las dos únicas compañías que ofertan estas plazas son British Airways y Air France, en sus largos trayectos. Para los bolsillos menos pudientes pero más sibaritas, han aparecido billetes intermedios como la Premium Economy, para quien quiera viajar un poco más cómodo que en turista pero sin pagar lo mismo que en business. Ideas como el «full flat» o asiento con capacidad de hacerse totalmente horizontal son los complementos imprescindibles a esta clases.
Airbus propone desde 2006 un diseño de primera clase para su nueva joya, el A-380. Las empresas seleccionadas para decorar su interior han sido la suiza Design Investment y la española Mormedi. Los creativos debían «aprovechar el espacio posterior a las escaleras de acceso al piso superior», explica Jaime Moreno responsable del proyecto de Mormedi. En este espacio se crearon 6 minisuites, con casi 4 m2 y 2,4 m de altura para cada pasajero, con sitio para equipaje, compartimento para zapatos, un sistema de luz ambiente que permite cinco combinaciones de luz distintas y una pantalla de televisión de 19 pulgadas para cada pasajero.
La gran diferencia y el salto de cualidad respecto a otros conceptos, aparte de la intimidad y exclusividad, es que el asiento y la cama son independientes. «Aquí tienes las dos cosas. Es mucho más cómodo porque permite que el asiento se diseñe de manera ergonómica», explica Moreno. Por ahora, se encuentra instalado en la exposición de muestras que Airbus posee en Toulusse (Francia), esperando que alguien decida instalarlo en sus aparatos.
confort o entretenimiento
La preocupación por el diseño es esencial para las aerolíneas, que subcontratan sus modelos o los eligen de los catálogos de las compañías fabricantes de aviones. «Un buen diseño puede facilitar el montaje y reducir el número de componentes, ahorrando costes», añade Moreno. Lo normal es que cada cual busque soluciones exclusivas.
Las exigentes normativas y la variedad de productos de las cabinas movilizan a cientos de empresas de lo más variado que una vez al año presentan sus novedades en las ferias de diseño. La última, celebrada en Long Beach (California), acaba de cerrar sus puertas y ha cedido espacio para todo, desde equipos para el refrigerio que incluyen hornos convencionales, microondas, máquinas de café o cubos para la basura, hasta pantallas de televisión en alta definición, con capacidad para ver películas en Blu-ray o jugar a la Play Station 3, tapicerías ignífugas en diferentes colores, e, incluso, cinturones de seguridad con airbag incorporado o el llamativo y reducido asiento «Skyrider».
Durante el acto de presentación el vicepresidente de innovación de Airbus, Ingo Wuggetzer, aseguró que en los últimos treinta años, el porcentaje de mujeres que viajan ha superado el 50 por ciento de los pasajeros de las aerolíneas y por tanto, hay que tener en cuenta los gustos femeninos a la hora de diseñar.
Las diferencias entre clases son evidentes (en turista prima reducir costes, sacrificando el confort en favor del entretenimiento), aunque las condiciones y las normativas internacionales imponen ciertas tendencias. «La cabina suele utilizar el 60 por ciento de la altura total del avión. Ahora se aprovecha mejor el espacio de los portaequipajes, colocándolos más altos para que la sensación de espacio sea mayor», explica Francisco Larios Martín, ingeniero aeronáutico del Comité de Cambios de la empresa Aries Complex (grupo Aciturri).
Los giros y la diferente angulación obliga a que nada quede suelto ni se pueda desprender. Los materiales y objetos deben ser resistentes, lo que en términos aeronáuticos significa que deben ser capaces de aguantar la fuerza de un aceleración equivalente a 9-10 G. La distribución del peso debe estar bien calculada «no se puede poner mucho peso en ciertas zonas; habría que reforzarlas», detalla Larios. Además se busca que en caso de incendio, el mobiliario no provoque humo en la cabina y que no prenda rápidamente.
La sostenibilidad es una preocupación que no es ajena al interiorismo; los materiales como la fibra de vidrio aligeran el peso total de la aeronave y por tanto reducen el consumo. En cuanto a la iluminación, el uso de LED se ha impuesto, no sólo por el ahorro energético y por la resistencia, también porque permite adaptar la luz a lo largo del día.
Sillas de montar para la clase turista
Quizá sea el primer paso para los billetes de pie o sólo un prototipo que no conseguirá la certificación internacional, pero desde que apareció en la Feria de Long Beach, ha causado una verdadera revolución mediática. Inspirada en las sillas de los cowboys, la firma italiana Aviointeriors propone un asiento de reducido tamaño, que deja entre fila y fila tan sólo 58,42 centímetros, para su posible instalación en trayectos de entre una a tres horas. Sin olvidar el espacio para la maleta de mano y un colgador para la chaqueta.
De momento, la firma ha declarado que no tienen ningún contrato, pero que varias compañías de bajo coste han mostrado su interés por aumentar los pasajeros y los beneficios.
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