Cataluña
La Cataluña que quieren
Parece irse cumpliendo aquello que ya vio en 1934 ese gran pensador político catalán que fue Amadeu Hurtado («Abans del sis d'octubre», Quaderns Crema. 2008):
«Es la mar de curioso, que a medida que van creciendo con fuerza los extremismos del catalanismo, aflora a la superficie todo el poso que ha dejado en nuestro pueblo la influencia castellana o madrileña. Es, el nuestro, un caso que me recuerda las Repúblicas sudamericanas: El burocratismo, que nos era desconocido (sin duda, por carecer de gobierno propio) hace ya tantos estragos como en Madrid, a pesar de lo reciente de nuestra autonomía. El caudillaje como la única expresión política que encaja con la educación del pueblo. Y ahora resulta que el poder nota a faltar un ejército que le sirva de soporte como en la vieja política española, y la preocupación más viva de los catalanistas es crear una fuerza armada que supla al ejército y con la que se habrá de contar siempre en nuestros problemas políticos».
Era 1934, y otra era la situación, pero los anhelos por crear una gran burocracia que de empleo a todos ellos.
Tener un líder indiscutible y metafísicamente catalán; y un ejército que defienda su no menos metafísica Cataluña, es algo aún presente en el sentir de nuestros independentistas.
Y, más grave todavía, un nivel de intolerancia creciente.
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