De la Vega rechaza el trato preferente en endeudamiento que pidió Griñán

La vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, cortó ayer en seco las aspiraciones del presidente de la Junta, José Antonio Griñán, encaminadas a que las comunidades más saneadas puedan tener un trato prioritario a la hora de endeudarse. De la Vega, tras la reunión del Consejo de Ministros, aseguró que, «si la situación lo permitiera», el Gobierno estaría dispuesto a abrir la mano en este sentido, pero «qué más quisiéramos. Las cosas son como son».

Sin embargo, desde la Junta de Andalucía se hace presión. La comunidad se encuentra en una difícil encrucijada. Ahora que se está empezando a ultimar el Presupuesto para el próximo año –que se prevé muy restrictivo–, hay dos problemas que desequilibran las cuentas y las llevan obligatoriamente hacia un fuerte endeudamiento: la caída de la recaudación tributaria –la previsión en el Presupuesto de 2010 cae un 21 por ciento– y el compromiso de mantener el gasto social. Ni siquiera el plan de recorte en el marco 2010-2013 comunicado al Consejo de Política Fiscal y Financiera y las subida de impuestos a las rentas más altas y el amplio paquete impositivo que sacó adelante el PSOE antes del verano puede poner el barco andaluz al socaire de los números rojos. Así las cosas, poco antes de que De la Vega tomara la palabra, el jefe del Ejecutivo andaluz volvió a asegurar en Málaga que el endeudamiento andaluz está «por debajo de la media», circunstancia ante la que consideró que el Gobierno «no puede pedir nuevos esfuerzos a la Junta para cumplir los objetivos respecto al déficit». Así, recordó que otras comunidades, entre las que citó la Valenciana –«enormemente endeudada en un 13 por ciento»– mantienen niveles de deuda muy superiores a los de la andaluza, cifrado en el 7 por ciento, por lo que reiteró su petición de que se tenga en cuenta ese factor de endeudamiento «a la hora de fijar los objetivos del déficit». En la misma línea, la consejera de la Presidencia, Mar Moreno, insistía también en pedir «flexibilidad».

Por otra parte, el presidente del PP-A, Javier Arenas, advirtió a Griñán de que no se puede hablar con «frivolidad y ligereza» sobre el endeudamiento. Para educación sí está justificado –adujo–, pero «nunca lo justificaría para pagar los 60 millones que ha costado la restauración de San Telmo».