Feria de Málaga
Pinceladas de Jiménez Fortes con un excelente novillo de Nazario Ibáñez
Saúl Jiménez Fortes ofreció ayer los mejores pasajes de una lluviosa tarde en Madrid ante un gran quinto novillo de Nazario Ibáñez, que sorteó una corrida de presentación y juego dispar. También manejable resultó el lote de Raúl Rivera, que dio una vuelta al ruedo al término del ensabanado que hizo sexto.
Llegaba Jiménez Fortes con el ambiente dejado la temporada pasada en este mismo coso, una meritoria vuelta al ruedo paseó de la novillada lusa de Murteira Grave. Pero, frente a su primero, quedó inédito. Un animal largo, pero flojo de remos ya de salida. Parecía descoordinado, baldado de los cuartos traseros.
Más suerte tuvo con el quinto. En el otro extremo estuvo el colorado de la divisa murciana. Se fue con una centella al caballo en los dos puyazos. Se empleó en ambos. Con la muleta también fue pronto. Alegre en su embestida. Cierto es que Jiménez Fortes lo encimó demasiado, ahogando su buen son, pero mostró detalles de buen concepto. Ya en los de recibo, lo había saludado con cadencia y despaciosidad a la verónica. Con la franela, especial lustre tuvo una serie al natural. También tuvo gusto el epílogo por trincherillas. Muy toreras. No estuvo certero con la espada -primero, tendida, después, en carne- y todo quedó en tibias palmas. Idéntico premio para un novillo de nota.
El debutante Raúl Rivera se estrenó en la primera plaza del mundo con un lote manejable. Y es que tanto el tercero como el ensabanado sexto se tragaban los pases. Banderilleó a ambos con vistosidad, pero saliendo prendido de muy fea manera en el último par de su primero. No hizo sangre el novillo que en la muleta duró una faena de largo metraje sin demasiado contenido, pese al jaleado ánimo de su público, que viajó desde la toledana Yeles. Igual colaboración de parte del tendido encontró en el sexto. Incluso le pidieron con fuerza la oreja, premio desmedido hubiera sido, pues no pasó de afanoso y bullidor ante un burel que nuevamente atisbó mayores opciones.
Previamente, abrió plaza Luis Miguel Casares. El aragonés campeó con el ejemplar que abrió la corrida en medio de un diluvio. Trasteo aseado frente a un novillo que se apagó a las primeras de cambio y al que le costaba un mundo a contraquerencia. Con el cuarto, una alimaña llena de mansedumbre, hizo un esfuerzo sordo por el pitón izquierdo, el único por el que podía dejarle puesta la pañosa. Sin embargo, el tendido apenas le rindió cuentas.
Se lidiaron novillos de Nazario Ibáñez, desiguales de hechuras y juego. El 5º, excelente. Con peligro, el 4º; manejables 3º y 6º. Luis Miguel Casares, silencio y silencio tras aviso; Jiménez Fortes, silencio y palmas tras aviso; Raúl Rivera; silencio tras aviso y vuelta tras aviso. Un cuarto de entrada.
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