Murcia
El Madrid por Antonio Parra
El luminoso baño y repaso futbolístico que el pasado miércoles dio el Real Madrid al Barça, en su propio campo, viene a demostrar una vez más que el único gran problema que tiene el equipo merengue, de tan inconmensurable historia, es el señor Mourinho, que representa más un asunto psiquiátrico que estrictamente futbolero. Salir a jugarle al equipo de Guardiola como venía haciéndolo el Madrid en los «clásicos» es enterrar una historia de grandeza, es humillar a todos los madridistas, porque significa disfrazarse de equipo pequeño, inferior, y salir en plan numantino a ver si se empata a cero.
Siempre he dicho que el tiqui-taca barcelonista –sin quitarle méritos a un equipo histórico- se convierte en un montón de pasecitos aburridos en el centro del campo en cuanto alguien sale a jugarle sin miedo. Lo demostró el Betis y otros equipos que le han creado verdaderos problemas, aunque, claro, ni el Betis ni otros tienen en su plantilla a Ronaldo a Ozil o a Bencemá, por citar a algunos jugadores fantásticos.
¡Qué desperdicio de talento en manos de alguien tan absurdamente huraño y paranoico como el entrenador portugués…! Sacar a los más tuerce botas o ‘armarios' del equipo a dar patadas por todo el campo es humillar a los jugadores citados y a otros. ¡Qué conmovedor el partidazo del otro día de Ozil! ¡Qué sombrerazo –más bien fue una pamela isabelina lo que le hizo- de Bencemá al gran Pujol!
Jugando así (el problema no es sólo a quien pone Mou, sino a qué los pone) se descubre lo que es en realidad Abidal: un defensa más bien mediocre y torpe; se descubren las notables carencias de Piqué, y el gran Xabi queda reducido a jugador menor de futbito. Dejemos las dioptrías del árbitro aparte –por una vez tiene razón Mou, pero mejor no darle cuerda-. Que se filtren cosas en el vestuario, que le silben en el campo, que hagan la alineación Casillas, Ramos y Alonso, a ver si se va de una vez. ¡No caerá esa breva!.
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