Elecciones generales
Aznar Melilla y la izquierda
Me resulta difícil describir la satisfacción que me produjo el jueves leer la prensa de izquierdas. Fue un momento impagable. Es cierto que el aperitivo lo tuve el miércoles al escuchar las reacciones socialistas y, especialmente, de Blanco por la visita del presidente Aznar a Melilla. Lo odian tanto que resultan patéticos. Los imagino balbuceantes y con los ojos enrojecidos ante la imagen del presidente haciendo algo tan razonable como es visitar una ciudad española. Los años pasan y no consiguen superar el severo varapalo que les dio en las urnas, elección tras elección, desde las europeas de 1994. Aznar pone de manifiesto las contradicciones de una izquierda tan sectaria como mediocre y mezquina. Es el protagonista de uno de los periodos más fructíferos de nuestra historia. Unos años de crecimiento económico y desarrollo social. Un gran presidente con convicciones y un patriotismo basado en la defensa de España y los españoles. Lo mejor es que la izquierda no puede vivir sin él.
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