Londres
El soldado acusado de pasar secretos a WikiLeaks es ciudadano británico
El soldado de EEUU a quien las autoridades de ese país mantienen en una prisión de alta seguridad tras acusarle de pasar secretos de Estado a Wikileaks es ciudadano británico por vía materna, según informa hoy el diario "The Guardian".
Amnistía Internacional (AI) pidió anoche al Gobierno de Reino Unido que intervenga en defensa del soldado Bradley Manning y exija que las condiciones de detención a que está sometido, calificadas de "duras y punitivas", se adecúen a las normas internacionales de derechos humanos.
Clive Stafford Smith, director de la organización "Reprieve", que proporciona ayuda legal a quienes están amenazados con la pena capital, equiparó la situación en que se encuentra Manning a las de los reclusos de la base estadounidense de Guantánamo, en Cuba.
"El Gobierno (de Londres) defendió a los prisioneros británicos en Guantánamo, por lo que debería hacer lo mismo con Manning", dijo el abogado.
Manning es ciudadano británico por vía materna: su madre es la galesa Susana Fox, nacida en Haverfordwest en 1953. Ésta se casó con un militar estadounidense que servía en una base próxima a esa localidad y Bradley nació en Oklahoma (EEUU) en diciembre de 1987.
Al haber nacido en EEUU, Bradley es ciudadano norteamericano, pero de acuerdo con una ley británica de 1981, cualquier persona nacida fuera de Reino Unido después de enero de 1983 de madre británica es considerado ciudadano británico.
De ahí que Amnistía Internacional haya hecho un llamamiento al Foreign Office (Ministerio británico de Exteriores) para que exija a EEUU la posibilidad de visitar a Manning en la cárcel donde se encuentra.
El soldado acusado de haber obtenido 150.000 cables diplomáticos secretos de EEUU y pasar una parte de ellos a WikiLeaks está recluido en la base naval de Quantico desde el pasado julio tras ser detenido en Irak, donde pasó dos meses como analista de inteligencia del Ejército de su país.
Manning ha sido sometido últimamente a dos días de observación continuada por temor a un posible suicidio y los guardianes de su prisión le despojaron incluso de los calzoncillos en contra del consejo de los psiquiatras del centro.
El joven militar pasa 23 horas del día totalmente aislado en su celda y cuando recibe a algún visitante continúa atado de manos y pies.
El pasado diciembre, las Naciones Unidas comenzaron a investigar su caso para determinar si el tratamiento a que es sometido equivale a tortura.
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