San Antonio

«Nos da asco ducharnos con el agua del grifo»

A muchos no les gusta su sabor y hace años que rellenan garrafas de una fuente natural que tiene el pueblo. 

La Razón
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En los últimos doce días, los resultados de las pruebas que se han realizado en el agua potable que mana de los grifos y fuentes de Cercedilla han dado resultados anómalos. Según informó un portavoz de la Consejería de Sanidad, «los niveles de coliformes totales, los de e.coli y de clostridium perfringes, no están bien». Esta explicación técnica, quiere decir en lenguaje llano que el agua de este municipio de la sierra no es apta para el consumo humano. Ayer, el Ejecutivo regional advirtió a los vecinos de esta localidad, cuyo censo crece considerablemente en verano y los fines de semana, que deberán hacer del agua mineral su principal fuente de líquido para saciar la sed. Pero esta orden no viene de nuevas a los residentes de Cercedilla. Hace años que saben que su agua no cumple con la normativa. El municipio cuenta con un abastecimiento propio y excluido para el suministro del agua, por lo que el problema no afecta a otras localidades de la zona ni al resto de la Comunidad de Madrid (la mayoría de las localidades de la región se abastecen con agua del Canal de Isabel II). Por eso, los cercedillenses o parraos han convertido ya en costumbre una particular peregrinación semanal a las fuentes de Las Dehesas. Allí rellenan las garrafas con el agua que consumen para evitar la del grifo. Dicen que el líquido que sale de las tuberías de sus viviendas «huele a basura» y que, en muchas ocasiones, «sale turbia». Llegan al punto de que les da hasta «asco ducharse o lavarse los dientes» con ese líquido. A casi todos les huele mucho a cloro, no en vano, en otras de las pruebas que han realizado los técnicos de Sanidad se ha detectado que «el cloro residual libre es superior a 1,5 mililitros por litro, que es lo máximo permitido».«Nosotros no hemos tenido ningún problema porque bebemos agua embotellada, pero nuestro perro de meses siempre estaba enfermo. El veterinario nos recomendó que no le diésemos el agua del grifo y se curó», relató ayer una de las vecinas de este municipio del noroeste de la Comunidad. Ni ella, ni ninguno de los lugareños con los que pudo hablar LA RAZÓN, sabían que Sanidad había advertido de que su agua podría causarles problemas estomacales. «Me extraña que eso sea así, tenemos depuradoras», explicó Arancha. Micaela, que trabaja en una farmacia del pueblo, aseguró que, hasta que la prohibición fuera oficial ella seguiría bebiendo agua «como he hecho hasta ahora». En el bar San Antonio tampoco sabían nada y Silvestre, de el restaurante «El Chivo Loco» informó de que el pasado fin de semana muchos de sus clientes pidieron jarras de agua y ninguno ha tenido problemas de gastroenteritis.Sin embargo, Javier de Pablo, el propietario del restaurante «El Pajar de Teodoro» sólo utiliza el agua del grifo para el hielo. «Llevo 25 años en Cercedilla y la mitad del pueblo bebe agua de los manantiales naturales, por eso, aunque me pidan un vaso de agua, nunca la doy del grifo», aseguró.