La última pieza del puzle

El Barça quiere a Cesc y Cesc quiere ir al Barça. Una ecuación fácil de resolver a priori, pero que resulta casi imposible cuando se le añaden las incógnitas Arsenal y Arsène Wenger. Antes de las vacaciones, Guardiola dejó claras sus preferencias para reforzar al equipo. Entre los deberes que le dio a Zubizarreta, el fichaje de Cesc es el primero. Laporta y, el año pasado, Rosell, se encontraron con la negativa del Arsenal. Ahora el club inglés sí acepta negociar. Wenger es la persona que retiene a Cesc en el Arsenal.

El técnico mantiene una relación casi paternal con el catalán desde que llegó al club «gunner» desde La Masía. Pero Wenger ha sumado esta temporada un nuevo fracaso y acumula seis años seguidos sin ganar un título. Hace un año, Cesc le arrancó la promesa de dejarle ir si seguían así. Wenger logró que se quedara una temporada más, pero ahora ya no le quedan argumentos y se ve casi obligado a abrirle la puerta.

Las negociaciones comenzarán formalmente esta semana, una vez que Rosell ya está en Barcelona de regreso de Brasil, y el propio Cesc también se encuentra en tierras catalanas de vacaciones. A pesar de todo, el acuerdo no será tarea fácil. Desde Londres, se ha tasado al centrocampista en unos 60 millones, mientras que los barcelonistas «sólo» están dispuestos a llegar hasta los 40, justo la cantidad que ofreció el curso pasado. Los azulgrana piensan en incluir en la operación a jugadores como Bojan o Thiago, que interesan a Wenger, pero todo indica que el Arsenal, experto en saldar con éxito económico sus negociaciones, sólo aceptaría dinero.