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Palabra de honor que parecen sirenas

Angelina posa. Con Brad. Sin Pitt. De blanco. Impecable. Y eso que no es la novia de América. Para eso ya está la Roberts. Jolie está para lucirse como pocas, casi como nadie, a las puertas del Beverly Hilton. Sin caer en el negro. Sin dejarse llevar por un corpiño o un encaje de libro. Siempre arriesga. Y se agradece

Palabra de honor que parecen sirenas
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Porque su Versace en perla y pasión sólo se puede llevar si se sale de casa dispuesta a triunfar, aunque luego regreses de vacío. Aunque si volver con Pitt a casa es volver de vacío... Hay quien la vio excesivamente delgada. Es lo que tiene ser madre, actriz, directora, guionista... Que llegas desfogada a los Globos de Oro, pero con el pantone de los labios y la cartera medidos al milímetro.

Adiós al luto
Su soltura poco tenía que ver con la paciencia que más de una tuvo que tomarse para completar el paseo por la alfombra roja. Los cortes de sirena sólo permiten dar pasos de geisha –Sofía Vegara da fe de ello– y los escotes en palabra de honor exigen no agitarse demasiado para no llevarse un disgusto mediático que de la vuelta al mundo. Las sirenas y los honores fueron las estrellas de una noche donde el negro se quedó dentro del armario. Quizá porque en Hollywood ya se han cansado de guardar luto por la crisis y ahora toca exhibición a lo grande. Que se lo digan a Charlize Theron, que eligió un diseño de Dior en rosa empolvado con falda asimétrica, detalle joya en el cinturón y un vertiginoso escote en V. También el Gucci de Evan Rachel Wood se escribía con V, aunque en esta ocasión con plumas que recordaban a los pavos reales. Jessica Alba fue la encargada de representar el color lavanda con un diseño de Gucci de silueta lápiz, incrustaciones de pedrería y cola de gasa. Emma Stone eligió el color burdeos en un vestido de corte griego y de gasa plisada con detalles de pedrería en los hombros, de Lanvin.

Ciego dejó al personal la «top» Heidi Klum. Ella sí que sabe vender una gargantilla turquesa valorada en un millón de dólares. Escoge un vestido en líneas rectas y tono nude de Calvin Klein y todas las miradas se centran en el joyón firmado por Lorraine Schwartz. Aunque para jugar al ilusionismo, Elle MacPherson. Usted le pone un mantel sobre la lencería, y sabe sacarle provecho oiga. El suyo estaba cosido a base de seda y tul. Lo firmaba el efectista Zac Posen. Más acertado estuvo el diseñador con Reese Witherspoon. El pícaro Clooney ha cambiado la exuberancia de Canallis por la sofisticación de Stacey Keibler. Sencilla, con un toque justo de sensualidad, el que sabe aportar Valentino, esté o no el diseñador bronceado al frente de la dirección creativa.

En esta misma línea de buscarse al «diseñador que nunca falla» están Jessica Biel y Natalie Portman. La primera se puso en manos de Eliee Saab, que le buscó un encaje en blanco roto con manga larga y abertura en la falda. La Portman, por su parte, se emborrachó –en el mejor sentido de la palabra– con un Lanvin drapeado en fucsia. Ya podría aprender de ellas Kate Winslet. Ella pensaba que con un dos piezas en blanco y negro bastaba para la gala. No, Kate. Además de elegir vestido, hay que probárselo antes. Y ella no lo hizo. Así paso. Llevaba una talla menos y las costuras amenazaban con romperse en cualquier momento. Tampoco le tenía mucho aprecio quien le dijo a Salma Hayek mientras se probaba en Gucci su vestido: «Chata, te queda estupendo». Que se busque a otra asesora, porque el arte decó no es lo suyo.

Y quien piense que esto de pasearse ante los fotógrafos y llevarse más «flashes» por minuto es sólo cosa de veinteañeras y multioperadas, se equivoca. Glenn Close se atrevió con un diseño de terciopelo azul noche y pedrería en el escote que sabía llevar a la perfección. No se quedó atrás Helen Mirren con su Badgley Mischka en azul marino, el cinturón joya de infarto y los exquisitos pétalos superpuestos en la falda abullonada. Ambas dan lecciones a otras talluditas como Madonna, quien, a pesar de haber relajado las estridencia de anteriores convocatorias, vuelve a demostrar que la palabra «elegancia» no cuadra entre sus singles de referencia. El Rem Acra en color verde y brillo excesivo supone un nuevo patinazo de la premiada artista que se resiste a dejar en casa los mitones de cuero. Allá ella. 

 

El detalle
LOS BORRONES DE KATE WINSLET Y SALMA HAYECK

Aunque no es frecuente que formen parte de listados de peor vestidas, en esta ocasión no acertaron con sus modelos. El de Kate Winslet (dcha.) no estaba bien cosido y le hacía arrugas en la zona del estómago, mientras la parte superior estaba excesivamente ceñida. Sólo se salvaron los complementos en oro y el bolso tipo cartera. A Salma Hayeck (izda.) no le sentaba nada bien, todo lo contrario, el vestido plisado –que no se lleva–, que acortaba su estatura y no le afina la figura. También falló en el color.