Disturbios

«Chueca es una ratonera»

Los vecinos alertan del peligro de las aglomeraciones y de la falta de espacio. Vuelven a exigir que se trasladen las fiestas a otras zonas de la ciudad

Los vecinos temen que si se produce alguna emergencia no pueda controlarse por la afluencia de gente
Los vecinos temen que si se produce alguna emergencia no pueda controlarse por la afluencia de gentelarazon

MADRID- Les acusan de homófobos e intolerantes por tratar de impedir la celebración del Orgullo Gay en Chueca. Pero el presidente de la Asociación de Vecinos de Chueca, Esteban Benito, insiste en que los miembros de esta asociación «no tienen nada en contra de los gays «más que nada porque la mayoría somos homosexuales». En lo que no están de acuerdo es en convertir la plaza de Chueca en el epicentro de las fiestas porque «supone un riesgo importante para los asistentes» además de una molestia para los vecinos. «Hasta que no ocurra un desastre como el del Love Parade, en donde murieron 19 personas, no van a cambiar las cosas», explica.
Lo cierto es que esa plaza es una ratonera. Sólo tiene dos salidas, un pequeño callejón y la calle Gravina, más amplia, pero su acceso está prácticamente bloqueado por un escenario. «Si ocurre un accidente es imposible que pueda entrar una ambulancia o un camión de bomberos» declara.
Asimismo, la estrecha calle Pelayo también se convierte en «peligrosa» por la instalación de escenarios y las barras que sacan los bares. En su opinión, lo lógico sería trasladar el centro del Orgullo a otras zonas de Madrid que ofrezcan más seguridad y espacio a los asistentes, como la plaza de Vázquez de Mella o Callao.
Aunque pueda parecer un capricho de algunos vecinos protestar por la celebración del Orgullo Gay, para muchos, pasar esta semana en su domicilio de Chueca se convierte en un infierno y la única solución es marcharse del barrio hasta que termina.
 «Si me quedo aquí tengo que tener a los niños encerrados, porque no se puede andar por la calle de la cantidad de gente que hay haciendo botellón, además de la basura que dejan», se queja un vecino. «Y encima, si protestas, te llaman homófobo», quedando ellos como víctimas «cuando los mártires somos nosotros». También considera injusto que «porque ellos se quieran divertir, el resto tengamos que afrontar el gasto de un viaje para no sufrirlos».
Otra vecina declara que quedarse en Chueca esta semana «significa no poder dormir» y que por eso se va a de Madrid hasta el domingo «para no soportar el ruido y a la gente borracha». Además, añade que «ellos vienen, se divierten y cuando lo han dejado todo hecho una porquería, se van a dormir y nos dejan la suciedad a los que vivimos aquí».
Pero los vecinos no son los únicos afectados por el Orgullo. La gran afluencia de personas perjudica a varios negocios de Chueca. El dueño de una cafetería asegura que a partir de las seis de la tarde no entra nadie «porque es cuando abren las barras de los bares para vender alcohol».
La Asociación de Vecinos de Chueca insiste en que la fiesta del Orgullo Gay se ha convertido en un «macrobotellón» de personas que toman el barrio sin pensar en las molestias que causan.
Desde la Asociación de Vecinos de Chueca se quejan de que «ésta no es forma de reivindicar ningún derecho de los homosexuales», y aclaran que «quieren una fiesta del Orgullo Gay, pero de una manera segura».

 

Vuelven a fracasar las «sesiones mudas»
Los conciertos silenciosos han sido el gran batacazo del Orgullo Gay de este año. El jueves tuvo lugar la primera sesión «muda» de DJ's en la plaza de Chueca y tan sólo unos pocos conectaron sus cascos a sus móviles para escuchar la música. Ayer viernes se corrió el rumor de que la organización iba a repartir 2.000 auriculares a los asistentes, algo que finalmente no ocurrió. Es más, la plaza estaba casi desierta y las pocas personas que había estaban haciendo botellón sin prestar ninguna atención a los que actuaban sobre el escenario. Una estampa prácticamente inimaginable teniendo en cuenta la multitud de personas que se concentraban en Chueca durante el Orgullo Gay en años anteriores.