España

Exteriores cree a Rabat y pone en duda las agresiones a los activistas

El Gobierno marroquí explicó a Exteriores que la manifestación «no tenía autorización» y era «ilegal».

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El Gobierno pasó ayer hoja del enésimo capítulo de tensión, esta vez a cuenta de los activistas prosaharauis retenidos en El Aaiún. Y lo hizo después de escuchar y aceptar las explicaciones de Marruecos y de rechazar la versión dada por los catorce españoles que el pasado sábado reclamaron la libertad del Sahara Occidental. En opinión del secretario de Estado de Asuntos Exteriores, Juan Pablo de Laiglesia, el Gobierno «carece de elementos para avalar la versión» de los hechos ofrecida por los activistas.

Según explicó un portavoz del Ministerio que dirige Miguel Ángel Moratinos a LA RAZÓN, el número dos de Exteriores telefoneó a su homólogo marroquí, Yusef Amrani, y éste defendió que los catorce españoles participaron en una «manifestación no autorizada e ilegal» que motivaron la indignación de parte de la población de El Aaiún. En contra de lo que aseguran los activistas respecto a que parte de los que les agredieron fueron policías marroquíes, Amrani aseguró a De Laiglesia que la intervención de los agentes se produjo para poner fin a los altercados y sacar a los españoles de la plaza en la que se manifestaban.

«Plenas garantías»

El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores aseguró asimismo que el secretario de Estado manifestó a su homólogo la «preocupación» del Ejecutivo y reclamó a Rabat «plenas garantías» para los españoles que viajan al Sahara. El propio De Laiglesia, en una entrevista en Radio Nacional, dio «por superado» el episodio y aseguró que España mantiene «una relación estratégica y de enorme riqueza» con Marruecos que debe continuar, apostó por el diálogo y descartó «el puñetazo encima de la mesa». Mientras, desde el otro lado del Estrecho, todas las fuerzas políticas marroquíes se unieron en una crítica común a los activistas, a los que calificaron de «provocadores», y en una petición al Ejecutivo español de que dé muestras de «prudencia» y «vigilancia» para que estos hechos no se repitan. El Partido Autenticidad y Modernidad (PAM), fundado hace dos años por Fuad Alí el Himma, amigo personal del rey Mohamed VI, fue un paso más allá y celebró la reacción de los marroquíes que golpearon e insultaron a los activistas españoles. La misma loa a la «reacción espontánea» de los encolerizados ciudadanos la realizó el Partido del Progreso y Socialismo (PPS), que forma parte de la coalición gubernamental.

De vuelta en nuestro país, la secretaria de Política Internacional del PSOE, Elena Valenciano, insistió en que el Gobierno «difícilmente puede proteger» a los españoles en otro país si se dedican a «actividades que no son legales», como participar en «una manifestación no autorizada». En esta línea, Valenciano subrayó que todo el mundo debe tener «un poco de cuidado» al participar en una actividad reivindicativa porque «no se puede ir a otro país a hacer una manifestación no autorizada».

Pese a la tensión de los últimos días, Marruecos ha vuelto a endurecer su política hacia la inmigración ilegal realizando operaciones tanto en el noroeste del país, donde detuvo a 150 subsaharianos, como en las costas, donde ha interceptado varias pateras.