Estados Unidos
España pasa a octavos tras ganar a Líbano en una victoria sin brillo
La selección española de baloncesto, que defiende título, cumplió con la obligación de ganar a Líbano (57-91) en un partido sin brillo alguno, en el que tardó en tener ventajas importantes en el marcador.
Salvo carambolas muy improbables, el camino de España en el Mundial ya está marcado. El lunes esperan Grecia o Rusia en octavos, con bastantes más probabilidades de que sean los primeros, y el jueves sería el turno de Estados Unidos en cuartos de final. Con ese panorama, la Selección se ha tomado el final de la primera fase, Líbano y Canadá, como una mini-pretemporada para afrontar con las mayores garantías posibles los cruces. Se trata de ganar los dos partidos, ante unos rivales muy inferiores, y demostrar en los duelos directos que lo de la primera fase ha sido un accidente, grave, pero accidente. Es el único objetivo posible para cerrar una primera fase desconcertante y que tiene al equipo moribundo. Así fue también el partido ante el Líbano. El rival, que difícilmente competiría con garantías en la Adecco Oro –la Segunda División, para entendernos–, pudo presumir de mirar a la cara durante el primer cuarto de hora a la todavía campeona del mundo. Si España resolvió un partido incómodo, no por el rival sino por lo que sucedió en la víspera, se debió a que explotó su superioridad en ambas zonas. Marc Gasol y Vázquez vivieron muy cómodos durante el tercer cuarto ante un juego interior que se asemejaba a una batalla entre «clicks» y «madelman».
La derrota ante Lituania y el modo en que se produjo han dejado a la Selección muy tocada. Los rostros de los jugadores antes y durante el partido eran reveladores. Ni una sonrisa, gestos alicaídos y de incredulidad hasta la mitad del segundo cuarto (31-30). De poco pareció servir la habitual reunión previa entre jugadores y cuerpo técnico. Tampoco debió servir de mucho algo menos habitual, pero que ya se ha repetido en varias ocasiones, una reunión entre los jugadores para solucionar la papeleta después de lo de Lituania. Se trataba de levantar el ánimo, escuchar a los pesos pesados del vestuario (Navarro, Reyes, Garbajosa y Mumbrú) y unirse ante la adversidad para afrontar con garantías la segunda semana del torneo.
La plantilla ha asumido el partido de ayer y el de hoy ante Canadá como un punto de partida para crecer. Es la única vía posible después de ensuciar el pasado más reciente. Durante 20 minutos ante el Líbano, el equipo siguió perdido. Tan inexplicable como la derrota ante Lituania fue el destrozo que causó Vroman en el primer cuarto. El pívot (ex Gran Canaria y ex Girona) cerró el primer parcial como el amo de ambas zonas. Su estadística era vergonzosa para los jugadores que estaban enfrente: 12 puntos y 7 rebotes. Líbano mandaba (16-20 y 21-22). El desconcierto era mayúsculo, pero cuando Vroman cometió su cuarta falta se acabaron los problemas. Sin el jugador de origen estadounidense aparecieron Marc y Fran Vázquez. Entre los dos consumaron la mayoría de los ataques del tercer cuarto y acabaron con las dudas (68-39, min 28) ante Líbano. Pero sólo ante Líbano porque el 6/26 en triples que reflejaba la estadística es como para preocupar ante lo que se avecina.
Canadá, el rival de hoy, es otro enemigo casi de chiste. Cayó en la primera jornada ante Líbano y no tiene ninguna posibilidad de alcanzar las eliminatorias. Será el segundo capítulo en el intento de regenerar a un grupo al que, además, se le han sumado los problemas físicos de Navarro y Rudy. Ambos descansaron en la segunda parte, aunque Scariolo cree que hoy «estarán para jugar».
El día después del «lituanazo» sirvió al menos para que por primera vez el juego interior fuera y se sintiera importante. «Tenemos mucha confianza en nosotros y hemos vuelto a sentirnos todos importantes», aseguró Marc tras la victoria. Era una forma de autoconvencerse de que este grupo está capacitado para defender el oro de Japón, aunque por lo visto hasta ahora las dudas están más que fundadas.
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